Por: Belén Guerrero
La paja toquilla obtiene su reconocimiento por los famosos Panama Hats, que muy al contrario a lo que su nombre refleja, son sombreros elaborados en Ecuador. El nombre de Panama Hat viene por el lugar donde se dio a conocer internacionalmente este producto, ya que muchas personas lo usaban en la construcción del Canal de Panamá. Aunque éste es sin duda un material perfecto para hacer artesanías, muchos desconocen sus otros usos, sobre todo en el aspecto constructivo.
La paja toquilla es una fibra vegetal, igual que el mimbre. La planta es una palmera que no tiene tronco, sostenida por sus propias hojas que pueden medir hasta tres metros de largo. En su mayoría, la paja toquilla con la que se elabora artesanías y sombreros proviene de Montecristi, en la provincia de Manabí. Si bien en un principio era utilizada únicamente para la elaboración de sombreros, la flexibilidad y calidad de esta fibra vegetal ha abierto caminos a otros tipos de artesanías como bolsos, mochilas, boinas, billeteras, etc. Sin embargo, hay que recalcar que este uso es el que se da en la costa del país. Una vez que se cambia de zona, y se viaja al oriente por ejemplo, se evidencia la misma fibra vegetal, pero con una utilización distinta.
La arquitectura vernácula tiene como característica principal el uso de materiales del entorno circundante para la construcción de viviendas. Y de hecho, en el oriente ecuatoriano se utiliza la paja toquilla, también conocida como lizán u hojas de lizán, para la elaboración de los techos de casas. Las fotos que aquí publicamos corresponden a la provincia de Napo.
Al viajar por la selva amazónica se observa que los techos de las construcciones, la mayoría en sectores rurales, son elaborados con materiales de fibra vegetal como el que hemos mencionado. Wilson es un guía nativo, proveniente de Tena, que nos acerca al uso y aprovechamiento de este material en sistemas constructivos.
La técnica es muy importante cuando se trata de la elaboración del techo. Lo valioso de esta fibra vegetal es que entre más técnica tenga el tejido, más tiempo puede durar la estructura. Wilson hace un recorrido por la selva en el que encuentra varias fibras vegetales, unas se usan para artesanías y otras para la construcción, pero lo valioso del paseo es ver la forma en la que se entrelazan las hojas que servirán para elaborar futuras estructuras.
Wilson se detiene frente a una yarina y arranca una parte de esta, mientras explica lo esencial que es el tejido. Si se le dedica el tiempo necesario y se lo hace bien, es decir cuidando los detalles y sobre todo sin dejar espacios entre el tejido, el techo puede aguantar hasta ocho años, sin usar nada más que yarina y hojas de lizán (paja toquilla).
Aunque ocho años para un techo totalmente artesanal y ecológico es bastante tiempo, Wilson nos cuenta que antes duraban aún más, entre 10 y 15 años, aplicando la misma técnica de tejido. La diferencia está en el humo, que en este estilo de vida es un factor que revierte mucha importancia. Las familias de la zona acostumbraban tener su cocina en el centro de la casa, y también los panales de termitas que se queman para que el humo funcione como repelente natural. El fuego no se apaga en ningún momento, y el humo protege el material del techo, demorando el deterioro que pueda tener con el tiempo hasta casi duplicar la durabilidad del material. Siendo esta costumbre muy importante a tomar en cuenta, es seguramente la razón por la que varias de las familias indígenas de la zona aún la mantienen. Las que no lo hacen tienen casas y estructuras elaboradas con yarina y paja toquilla queno duran más de siete u ocho.
Wilson demostró sus habilidades y tejió para nosotros una pequeña parte de un techo con el objetivo de enseñarnos la técnica que se usa en el entrelazado. Parecería estar armando una trenza, colocando una hoja sobre la otra y todas en un mismo orden, manteniendo la velocidad y el ritmo como si el proceso fuese automático para él. La técnica que emplea en el tejido hace que las hojas se interpongan entre ellas, cerrando cualquier espacio que pueda permitir filtraciones de luz o agua. En la parte superior del tejido quedan espacios donde, explica, es el lugar en el que se coloca la paja toquilla, el lizán. Esos espacios son cubiertos con esas hojas, normalmente cada 15cm, y se las coloca de abajo hacia arriba. Primero una capa de tejido de yarina seguido por una capa de tejido de paja toquilla, que se van intercalando, eliminando toda posibilidad de espacio vacío que pueda permanecer.
Se teje toda la estructura hasta llegar al cumbrero, que es el vértice donde se da la unión de ambos lados. Al ser diferente al resto del techo, el tejido también lo es. Se divide los dos lados de la estructura en la mitad, y se cubre toda esa línea que junta los lados para que no quede espacio en la unión y así prevenir cualquier posibilidad de goteras.
Hacer un techo de una casa para una familia de entre cinco y seis personas puede tomar alrededor de una semana, “una semana bien trabajada”, nos dice Wilson. Si por falta de tiempo, o por afán de terminar el trabajo con mayor rapidez se hace un tejido mucho menos elaborado, éste será de menor calidad y durará menos, ya que se perderá la prolijidad en el detalle y quedarán espacios abiertos por donde habrá filtraciones de agua. Esto humedecerá y acelerará el proceso de descomposición del material.
Esta manera de techar las viviendas conlleva un método ingenioso, 100% artesanal, que toma tiempo, pero sin duda el material es resistente contra lluvias y sol durante años.
Otro uso muy importante de la paja toquilla es su reconocimiento en el ámbito de la decoración, o como recubrimiento de otros materiales constructivos, como por ejemplo, el bambú, que es apreciado por ser un material flexible, resistente y ecológico que, como se ha visto, es utilizado en las estructuras de edificaciones en varias partes del mundo, y Ecuador está dejando de ser una excepción. En cuanto a techos, la estructura que los soporta se hace en bambú, y una vez terminada se la recubre con capas de tejido de paja toquilla. Estos dos materiales se usan juntos porque las hojas de lizán ayudan a proteger al bambú del agua, de la humedad que ésta produce, y entre más se proteja al bambú de las inclemencias del tiempo, más tiempo puede durar. Una de las mejores maneras de hacerlo es utilizando paja toquilla, que también funciona como elemento decorativo manteniendo el mismo estilo ecológico.
Una paseo por la selva amazónica fue suficiente para encontrar materiales ecológicos para la construcción y decoración, como paja toquilla y yarina. Con el conocimiento apropiado y la creatividad necesaria, el uso de estas fibras nos acerca nuevamente a la idea de utilizar materiales del entorno que nos rodea para la construcción de hogares.