Por Caridad Vela
Al asumir el cargo encontró un panorama inesperado, dio los pasos necesarios para implementar políticas que promuevan el crecimiento económico, sin dejar de lado la necesidad de activar acciones a favor de sectores económicos, como el de la construcción, cuya situación es álgida.
En esta entrevista, el Ministro hace un poco de historia, porque vale la pena recordarla, y comparte sus reflexiones sobre cómo está abordando las necesidades más urgentes del país.
Señor Ministro, hay mucho que hablar, ¿por dónde empezamos?
Llevemos la historia al 23 de noviembre pasado, en Cuenca, cuando recibí la llamada del Presidente a proponerme este cargo. Me explicó su modelo económico y su filosofía de país, coherente y directo. Al día siguiente estuve en Quito. El camino no ha sido fácil.
¿El mayor reto?
Ver que el Presidente no recibió información verdadera sobre la situación del país. El proceso de transición de este ministerio se hizo mediante un zoom de 45 minutos con mi antecesor, en el que presentó cifras que no eran verdaderas. Por ejemplo, afirmó que la deuda con proveedores era de $2.800 millones, pero el valor llegaba a $5.300 millones, y había $200 millones en caja.
Y había que pagar sueldos de noviembre al sector público…
Tuvimos que hacer manejo de liquidez de las otras entidades públicas para lograr esos pagos. Solucionamos noviembre, pero venía diciembre con sueldos y sobresueldos. Cada nómina del sector público es de $800 millones, de los cuales el 80% es para médicos, profesores, policías y Fuerzas Armadas. En una cadena nacional contamos la verdad a la ciudadanía.
¿Esa situación truncó las intenciones del Presidente?
Él venía con la ilusión de poner incentivos al sector productivo, atraer inversiones y bajar impuestos en lugar de subirlos. Mi obligación era presentarle las cifras reales para 2024. En el mejor de los casos tendríamos $25.000 millones de ingresos, y $35.000 millones de gastos presupuestados. Enfrentábamos un déficit de $10.000 millones para 2024.
Juan Carlos Vega, Ministro de Economía y Finanzas
Y vino la primera ley económica urgente…
Así es. Se incluyeron algunos incentivos para empleo joven y otras propuestas de campaña, pero también la auto retención a los grandes contribuyentes, que fue un golpe fuerte porque reduce su liquidez operativa. Incrementamos nuestra recaudación, pero no lo suficiente, eran apenas $1.000 millones de los $10.000 millones de déficit.
El segundo esfuerzo, inevitable a pesar de ser impopular, ¿fue el incremento del IVA?
Mandamos a la Asamblea Nacional la propuesta para incrementar tres puntos en IVA, y los socialcristianos y la revolución ciudadana decidieron poner una contribución a las empresas por dos años, y a los bancos por un año, además de subir el impuesto a la salida de divisas. El paquete fue aprobado en esos términos con una proyección de recaudación de casi $3.000 millones.
El rechazo fue masivo
Lo fue en ese momento, sobre todo desde el sector financiero que sentía que era un impuesto dirigido porque hay empresas que tienen rentabilidades mucho más altas. Afortunadamente ese sentimiento ha cambiado. Los bancos llevan dos meses creciendo a dos dígitos, incrementando depósitos y las cosas están volviendo a ponerse en orden. Banco del Pacífico acaba de reportar que septiembre ha sido el mejor mes de su historia.
Mejora la situación, a pesar de las críticas recibidas
Fueron medidas duras, impopulares pero necesarias. Por primera vez en la historia de Ecuador, con medidas ya tomadas, no con ofrecimientos, nos sentamos con los organismos internacionales de crédito. El Presidente también había anunciado la eliminación del subsidio a la gasolina, otra buena noticia. El diésel sigue siendo altamente subsidiado, porque afecta al transporte público, transporte privado de carga y generación térmica.
Cambiando de tema, ¿cómo están los indicadores del país?
Arrancamos este gobierno con casi en $4.000 millones en la reserva monetaria internacional, que es donde se refleja la liquidez del país. Hoy está casi en $8.500 millones gracias a la liquidez recibida por desembolsos de organismos internacionales. La banca ha hecho su parte trayendo recursos que tenía en el exterior. Estos factores han logrado que bajen las tasas de interés que los bancos pagan por captar dinero, y a la par, las tasas activas de las grandes empresas están en un dígito. El esquema comienza a moverse en dirección correcta y hay mayor oferta de dinero.
¿Es decir que las medidas drásticas están mostrando resultados?
Comenzamos a ver los primeros síntomas de recuperación y con estas medidas ganamos credibilidad con el Fondo Monetario Internacional. Recordemos que en el gobierno anterior, el Ministro Arosemena revirtió una reforma tributaria que gravaba al 1,5% más rico de la población. Eso, más que por el monto, que fueron como $300 millones, fue un mensaje muy duro hacia el exterior.
¿Por qué?
Porque somos un país inequitativo, debemos tratar de compensar a las clases pobres y redistribuir la riqueza desde el Estado, pero en ese contexto se revirtió esa medida que solo afectaba a la punta más alta de la pirámide. Las medidas tomadas por nosotros en cuanto a IVA y eliminación del subsidio a la gasolina ayudaron mucho para que un tiempo récord firmemos un acuerdo con el FMI.
¿Qué implica ese acuerdo?
Que este año hayan entrado más de $3.000 millones a la economía del país, $5.200 millones hasta finalizar el año. Con esto se activa la cadena de pagos a nivel nacional y se reactiva el crédito. Ponemos a girar el círculo virtuoso de la reactivación.
¿Nos vamos alejando de la posibilidad de un agravamiento de la situación económica?
Hay estrategia y mejores controles. Creamos, vía decreto, un Comité de Estabilización Financiera en el que, con el liderazgo del MEF y la participación de la Junta Monetaria, la Junta Financiera, la Superintendencia de Bancos y la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, revisamos las cifras del sistema financiero para precautelar la liquidez y detectar señales de alarma temprana. Estas instituciones no trabajaban coordinadamente a pesar de que todos los bancos y cooperativas tienen depósitos cruzados, interacciones de todo tipo, y deben estar articulados. Es necesario cambiar ciertas regulaciones para que la supervisión sea más efectiva.
¿Cómo va la devolución del IVA a las empresas constructoras?
Es una medida relativamente nueva. A le fecha las devoluciones suman $258.000 y hay $17.5 millones que están en proceso de aprobación para su devolución. Estimamos que esta medida significará alrededor de $250 millones menos en recaudación al año. El sector de la construcción tiene altos porcentajes de decrecimiento, 17% en el segundo trimestre. Hay retos, como otorgar más créditos a este sector que es la principal fuente de empleo urbano no calificado en el país.
¿Se refiere a los $100 millones que la CFN dará a Banco del Pacífico para créditos al constructor?
Exactamente. Esa línea de crédito la promovimos desde este ministerio. Esos $100 millones no salen del presupuesto del Estado, salen de la CFN cuyas cifras han mejorado significativamente y eso la ha convertido otra vez en sujeto de crédito de organismos internacionales. Banco del Pacífico no es el único beneficiario, la CFN también está colocando para otros fines en distintos bancos privados.
Otro tema. ¿Resultados de su viaje a China?
Súper positivos. China tiene nuevos modelos de financiamiento interesantes, por ejemplo a través de bonos temáticos, donde el gobierno de China pone una garantía y Ecuador hace una emisión en mercados asiáticos. Además hay gran apertura para participar en nuevos proyectos de inversión en minería, petróleo y grandes obras de infraestructura. Inauguramos una nueva relación con ellos, más transparente, que no implica garantizar créditos con nuestro petróleo. Tienen interés en hacer las reparaciones que se requieran en Coca Codo Sinclair para demostrar que sí fue una buena inversión para el país.
¿Cómo va la ejecución del presupuesto por parte de cada ministerio?
Ese análisis se debe hacer en base a la condición en la que recibimos el país. Entre noviembre y mayo tuvimos una situación de caja muy complicada. Los ministerios tenían el presupuesto asignado en el papel, pero no los recursos ni las certificaciones presupuestarias. Empezaron a ejecutar a partir de junio, es decir un primer semestre parado. Hoy estamos sobre el 50% de ejecución de la inversión pública. La idea es incrementar cada mes y terminar el año cumpliendo con los cerca de $1.500 millones presupuestados.
¿Es decir que se viene obra pública?
Paso a paso. Ahora mismo estamos pagando unos anticipos de la vía de entrada a Manta, iniciaremos la vía que conecta Quito con Guayaquil, y pronto empezaremos el movimiento de tierras para el Quinto Puente, entre otras obras que se están reactivando.
El Miduvi enfrenta problemas con el financiamiento para compra de vivienda de interés social. ¿Hay solución a la vista?
Hemos mantenido reuniones con el sector financiero para entender la situación a fondo. Ellos manifiestan que esos créditos les cuestan más de lo que cobran con la tasa 4,99%. Estamos viendo alternativas para que sigan prestando a este sector de la población, tal vez con una contribución adicional de parte del Estado. El mejor escenario sería que se mantenga la tasa, porque nuestra mayor preocupación es que tienen tasa variable, y subirla a los créditos vigentes sería muy complicado para el deudor.
¿Cerraremos el año con buenas noticias?
Esperábamos un segundo semestre con mejores resultados de crecimiento económico, pero los cortes de energía están golpeando de manera importante al sector productivo. Conversamos con el sector productivo para afectar lo menos posible a los pequeños y medianos negocios. Una alternativa es que las industrias que tienen capacidad de autogeneración operen desconectadas de la red nacional durante el día, para atender con energía eléctrica a quienes no tienen capacidad de generarla. Hemos hecho un mapeo para identificar empresas como las que producen oxígeno, cloro para potabilización de agua, incluso hospitales que no tienen capacidad de generación, porque no pueden dejar de funcionar. Queremos impactar lo menos posible a la vida diaria del ciudadano, a la economía de las empresas y precautelar el empleo.
¿Soluciones a la vista?
Hemos abierto procesos de licitación para compra inmediata de generadores que llegarán hasta diciembre, o antes de ser posible, y no hemos descuidado el mediano plazo con proyectos fotovoltaicos, eólicos y geotérmicos que obtienen energía de los volcanes. Para este último, la semana pasada firmamos un convenio con Japón. Ese debería ser el futuro de la matriz energética del país, porque no depende del clima y tenemos una gran cantidad de volcanes.
¿El desafío para 2025?
Sostener el equilibrio de las finanzas públicas y entrar en una agenda de crecimiento. Tomar medidas para incentivar a la inversión privada en sectores donde tenemos un potencial gigante, como minería responsable. Empresas canadienses y australianas de primera categoría están muy interesadas en invertir en Ecuador, manteniendo altos estándares de responsabilidad social y ambiental. El sector de energía puede convertirse en una industria muy importante para el país, mire que en el tema fotovoltaico no estamos ni al 5% de la capacidad que tenemos. Recuperar el sector petrolero dirigiéndolo hacia inversión privada es otro objetivo.
Juan Carlos Vega, Ministro de Economía y Finanzas
¿Qué garantía podemos dar al inversionista privado para atraerlo?
Hay un mecanismo bien interesante que reduce de alguna forma el riesgo país y da tranquilidad al potencial inversionista: una garantía del BID que se convierte en el último mecanismo de pago para los inversionistas privados en el sector de energía. La primera fuente de pago es la distribuidora; si no paga, tenemos una priorización dentro del Presupuesto General del Estado; y si ninguno de los dos paga, hay una garantía que se ejecuta en el BID para pagar al inversionista privado. Esto es importante para conseguir financiamiento externo y estructurar los proyectos.
Ya que menciona riesgo país, ¿por qué no hemos logrado reducirlo?
Deberíamos volver a niveles de entre 700 y 800 puntos que nos permite hacer emisiones en mercados internacionales y financiarnos en mejores condiciones. En estos meses la incertidumbre política por las próximas elecciones es un factor en contra. Un gobierno elegido para un período de menos de dos años no es una coyuntura favorable a la inversión. A partir de febrero tendremos el panorama para los próximos cuatro años, una perspectiva de más largo plazo y eso ayudaría muchísimo a bajar el riesgo país, o a elevarlo drásticamente dependiendo de los resultados.
Otro tema. Se menciona que el país deja de recaudar alrededor de $7.000 millones por evasión tributaria. ¿Es verdad?
Esos $7.000 millones son una cifra que se llama gasto tributario. Es una combinación entre los productos que no pagan IVA, como alimentos y medicinas, que suman casi $3.000 millones. La otra mitad son los incentivos tributarios que tienen las empresas con contratos de inversión, y está muy bien incentivar a las que invierten y reinvierten sus utilidades, eso se alinea con los objetivos. Pero con las últimas reformas se desvirtuó el concepto porque se eliminaron los requerimientos de generación de empleo y se firmaron contratos de inversión que son solamente pasar de una razón social a otra, para pagar 15% de impuesto a la renta en lugar de 25%, mientras se realiza la misma actividad.
Pero además hay evasión…
La hay. Con innovación en tecnología iremos controlando la evasión. Habrá interacción más cercana con el sistema financiero, cruzaremos cuentas sobre todo con las cooperativas que es donde está mucho del dinero ilícito. El SRI está haciendo un trabajo importante, por ejemplo con las casas de apuestas que mueven grandes cantidades. Otro gran desafío es el comercio ilícito. El 80% de los cigarrillos que se venden en Ecuador son de contrabando. La recaudación tributaria por este concepto en un país como Chile, es casi $1.000 millones. En Ecuador no llegamos a $200 millones. Estamos trabajando en todas esas áreas para ampliar la base tributaria.
Para terminar, reducir el gasto público aportaría enormemente al crecimiento del país. ¿Hay esa intención?
Nuestra recaudación de impuestos representa el 20% del PIB, pero el Estado nos cuesta casi el 40%. Ese 20% de diferencia se cubre con deuda, que es insostenible, y con petróleo, cuyos precios son erráticos. El crecimiento debe darse desde un sector productivo más grande, más potente, que nos permita sobrevivir muchos años sin ciclos crecientes o decrecientes tan fuertes, para evitar acudir al FMI constantemente. Debemos salir de un modelo de país que basa su crecimiento en inversión pública, gasto del gobierno y precio del petróleo, para convertirnos en un Ecuador cuyo crecimiento nace de la inversión privada para tener un crecimiento sostenido.