Por Rossana Mancino
A veces, la más grande aventura empieza al cruzar una calle de tu ciudad o al recorrer esa provincia vecina. En mi blog, Vía Mía, estoy empeñada en tentar al mundo a conocer la belleza natural y las tradiciones de mi país; y por supuesto, resaltar nuestro rico patrimonio cultural. En este artículo les comparto aquellos destinos de Ecuador que, por varias razones, han hecho brincar mi corazón.
Fotografía cortesía de Javier Aguilar
LA COSTA
Ruta del Spondylus
Recorrer la línea del Pacífico ecuatoriano es una aventura que no se olvida jamás. Cada playa que visites durante este trayecto, que comprende las provincias de Esmeraldas, Manabí y Santa Elena, será un paseo por el paraíso terrenal.
Lo confieso, Playa Rosada es una de mis favoritas de esta ruta. Sin duda, es uno de esos lugares perfectos para desconectar, descansar y respirar, en un ambiente tranquilo y apartado del bullicio. Caminar por la arena y refrescarse en el mar son las principales actividades. La playa tiene algunos parasoles, un solo restaurante que ofrece platos típicos como: ceviches, patacones y arroz con menestra y pescado. Te recomiendo quedarte hasta el atardecer para que puedas ver cómo su arena se viste de rosa durante la hora mágica.
EL ORO
Zaruma: rincón misterioso y mágico.
Aquí estoy a las afueras de una casa patrimonial de la “Villa de San Antonio del Cerro de Oro de Zaruma”, una las ciudades más antiguas del país, considerada Pueblo Mágico de Ecuador.
¿Qué la hace tan especial? La variedad de sus colibríes, el aroma de su café y el exquisito sabor de uno de sus platos típicos, el tigrillo. Sus calles empedradas están rodeadas de casas de madera con balcones de tallados de los que cuelgan coloridos geranios; su gente amable y risueña, invita a los turistas a descubrir con calma esta esquina de la provincia de El Oro.
En su centro histórico se encuentra el Santuario de la Virgen del Carmen. Este templo es una joya que resalta dentro del patrimonio cultural y arquitectónico de Ecuador. Entre el olor a incienso y a velas de devoción, la magia de Zaruma se revela a quienes buscan más allá de lo evidente.
Fotografía cortesía del Ministerio de Turismo
Cuando cae la noche una espesa neblina me envuelve y me resulta fácil viajar en el tiempo.
Las voces de su pasado me susurran por cada esquina que cruzo. Voces que bajan desde los cerros, algunas me relatan historias de mineros, de amores y fortuna; y otras, me cuentan sobre ambiciones desmedidas de intriga y tragedias. El silencio de la noche custodia sus secretos ancestrales; y el amanecer espera paciente a que nuevos exploradores descubran la magia que se oculta entre sus calles centenarias.
¿Te atreverás a perderte en las leyendas que el viento susurra entre las sombras de esta joya escondida?
LA SIERRA
QUITO
La Compañía de Jesús: Más barroca, imposible
Este templo es la joya de la corona del arte quiteño. Quien recorra Ecuador persiguiendo la esencia de este estilo, no busque más; entre directo a La Compañía; o quizás, sería mejor reservar esta visita para el final; podría ser que el resto de su viaje palidezca en comparación.
Nada grita barroco tanto como una iglesia cubierta casi enteramente de oro. La Compañía de Jesús y su convento San Ignacio de Loyola están ubicados en el Centro Histórico de la ciudad con el casco colonial más grande y mejor conservado de América Latina: Quito. En este contexto, La Compañía destaca como una de las obras cumbre en su estética barroca, no solo en el continente americano, sino en el mundo entero. Visitar Quito sin conocerla podría considerarse un pecado, por omisión, al arte y a la cultura.
COTOPAXI
Busca mejor jinete de los Andes: el Chagra
Bajo la imponente mirada del “Taita Cotopaxi” atravesé paisajes volcánicos salpicados de pajonales, pasé por lagunas con reflejos fantásticos que solo los encuentro en el páramo andino. Me pareció estar en una película, rodeada de paisajes de belleza sublime y personajes fantásticos que sólo los he podido ver en acción entre las faldas de los majestuosos volcanes de la cordillera de los Andes. Luego de atravesar, por auto y a caballo, el Parque Nacional Cotopaxi, llegué a los pies del cerro Quilindaña para presenciar un rodeo andino. ¿El protagonista? Un personaje muy especial y vistoso, el “chagra” de la Sierra. ¿Sus poderes? Ser uno solo con su caballo; dominar con destreza sorprendente al toro bravo y calentar el frío viento del páramo con su aliento.
Fotografía cortesía de Francisco Caizapanta
¡Adelante! El chagra sentencia con voz fuerte para liderar. ¡Vamos! Exclama para que lo sigan; pero también grita para decirles a los espíritus de la montaña que está ahí, que la venera y que no tiene miedo de su poder, solo un profundo respeto. Mi encuentro con el gran jinete del páramo es, sin duda, una de las expericiencias turísticas más enriquecedoras que he tenido.
CAÑAR
Ingapirca, destino del Tahuantinsuyo.
¿Habrá algo más interesante para un explorador que recorrer tierras ancestrales en las que se conservan las historias y arquitectura de las culturas precolombinas? Hasta los vientos fríos que vuelan desde la cordillera sur de Ecuador me emocionan en esta ruinas: vestigios de un construcción de principios del siglo XVI, importante templo arqueológico que se encuentra ubicado a 16km del cantón Cañar y a 90km al norte de Cuenca, en la bella provincia de Cañar, en el sur de Ecuador.
Fotografía cortesía de László Karolyi
Por su relevancia histórica y cultural, Ingapirca es uno de los destinos por las que los turistas y amantes de la Historia, como yo, deciden hacer el viaje. Personalmente, me resultó fascinante pisar los suelos y tocar las piedras que, con tanta estrategia y sabiduría, fueron colocadas por los cañaris; y posteriormente, y en su mayoría, por los incas.
AZUAY
El Cajas: Templo natural.
Atravesar el viento sin documentos no es solo un deseo sublime en la letra de la canción de los Rodríguez, es también una experiencia única, que la puedes vivir cuando caminas por el Parque Nacional El Cajas. Aquí, en la provincia del Azuay, donde la cordillera de los Andes presume de ser la más antigua, se ubica una de las áreas protegidas más extensas e interesantes de este “País de los cuatro mundos”.
El Cajas está lleno de cuerpos de agua, entre lagunas, arroyos, ríos y cascadas. Se tienen contabilizadas más de 700 lagunas; muchas de ellas con una superficie superior a una hectárea; entre ellas, destacan La Toreadora y Llaviucu. Estas lagunas se pueden recorrer a través de bellísimos senderos rodeadas del encanto que guarda el bosque húmedo nublado. Si disfrutas del senderismo, la observación de aves y la pesca deportiva de trucha, este será tu paraíso. Sin lugar a duda, es un destino ideal para los amantes de la naturaleza y está ubicado apenas a 33 km de Cuenca.
Fotografía Brandon Gurney by Unsplash
Una vez en Azuay, visita su capital, Cuenca. Pasea y piérdete por su Centro Histórico, asegúrate de entrar a sus dos Catedrales, la nueva y la vieja. No dejes de buscar el rincón más coqueto y colorido de Cuenca: la Plaza de las Flores. Disfruta de cómo la modernidad y la tradición se mezclan en perfecta armonía y belleza. Escucha el canto y siente el encanto de sus cuatro ríos. Te aseguro que Cuenca será, para cada uno de los sentidos, una explosión de sensaciones que te cautivarán.
IMABABURA
Lago de leyenda
El Lago San Pablo, situado en la provincia de Imbabura, Ecuador, es un tesoro de nuestra historia y naturaleza. Te cuento algunos hechos y curiosidades: este lago ha sido crucial para las comunidades indígenas de la región, ya que, según la leyenda, fue el lugar donde la diosa Caranqui otorgó el agua a su pueblo. Además, este es un sitio de gran importancia en la mitología indígena, siendo parte de las rutas sagradas de los antiguos habitantes de la zona. Hoy en día, el lago es vital para la biodiversidad local, alberga una gran cantidad de especies de pájaros y peces. Sus aguas son una atracción turística imperdible ya que ofrece actividades como la observación de aves y deportes acuáticos y gastronomía andina. Por estas y otras razones, visitar el lago San Pablo es disfrutar de uno de los tesoros naturales de la Sierra del Ecuador.
LOJA
La promesa del turismo sudamericano
Se dice que uno siempre regresa a los lugares en donde fue feliz. Aquí te comparto las razones por las que este rincón de la patria, me hace sonreír.
De niña esperaba con ilusión las vacaciones de verano para ir a mi Loja natal. Agosto era especial. Abrazaba a mis abuelos, jugaba en patios de helechos colgantes y paseaba en Jipiro. Este parque, como en todos los agostos, sigue adornado de arupos cargados de pompones rosados y huele al dulce aroma de las mazanas caramelizadas. Imposible no mencionar las calles llenas de “chagrillo” que dan la bienvenida a la Virgen de El Cisne; del incienso y las azucenas que acoge a los devotos de “La Churona” más querida de Ecuador.
Loja hace latir fuerte mi corazón y por eso me resulta emocionante compartir sus maravillas. Cuando visito esta provincia mis días están marcados por sabores y aromas únicos. Por ejemplo: el café negro recién pasado; quesadillas recién salidas del horno, exquisitos quimbolitos y bollos; el espeso manjar blanco elaborado en paila de cobre y sobre el fogón de leña como lo preparan en la Hacienda Gonzabal.
Fotografía cortesía de Javier Aguilar
Cuando visites Loja recorre:
La calle ¨Nuestra Señora de Lourdes” que se encuentra en pleno del casco colonial. Balcones y portones de madera adornan graciosamente esta cuadra de 52 casas de colores. No por casualidad esta calle es un ícono histórico de la ciudad.
La histórica Plaza San Sebastián o Plaza de la Independencia indica el lugar donde se proclamó la Independencia de la Corona Española, el 18 de noviembre de 1820.
San Pedro de la Bendita-El Cisne: Tierra de milagros.
Camino al El Cisne, te sugiero detenerte en San Pedro de la Bendita, con ese nombre tan bendecido, seguro llegas sano, salvo y feliz a cualquier rincón del Catamayo.
Este poblado, que se asienta en las faldas del cerro Urcupunta, tiene devoción, sabor y tradición en cada una de sus cuatro esquinas. Entra a su iglesia y admira el detalle del trabajo en madera de su retablo mayor. No dejes de entrar a la tienda de artesanías de Cumandá Alarcón y compra las ollas de barro de Cera. Si quieres probar algo típico de esta provincia, anímate a saborear un plato de cecina con yuca.
Cuando llegues a El Cisne, habrás llegado a una de las mayores vertientes de la fe de los ecuatorianos. La devoción a la Virgen de El Cisne tiene más de cuatro siglos; y aquí debes conocer la Basílica que se levantó en su honor. Todos los años, desde este templo y por orden del mismísimo Libertador Simón Bolívar, empieza una de las romerías más grandes de Ecuador y norte del Perú. El destino es la ciudad de Loja.
Quinara: Aquí se busca el tesoro de Atahualpa.
En lo profundo de la pintoresca provincia de Loja, se encuentra Quinara, un fascinante poblado envuelto en la misteriosa leyenda del tesoro de Atahualpa. Cuenta la historia que los guerreros del último emperador inca, Atahualpa, al conocer de su trágico destino en Cajamarca, y al verse traicionados por Francisco Pizarro, escondieron un inmenso tesoro en estas tierras sagradas.
A lo largo de los siglos, numerosos buscadores de fortuna han desafiado la encrespada geografía de sus montañas en busca de sus riquezas ocultas. Sin embargo, el tesoro de Atahualpa sigue siendo un enigma que cautiva la imaginación y tienta a la aventura a aquellos que se atreven a adentrarse en los misteriosos dominios de Quinara. Si quieres sentir el misterio y envolverte por la energía de estas tierras viaja a Loja, debes pasar por el valle de la eterna juventud, Vilcabamba; y la tierra del éxodo, Yangana.
No dejes de visitar la Puerta de la Ciudad, la Catedral de Loja, el Parque Central, el Parque Eólico del Villonaco. Y fuera de la ciudad, tienes opciones para regocijarte con su belleza natural. Pasea por sus valles mágicos como Malacatos. Recorre Saraguro. Explora Gonzanamá y su tierra de gigantes en Changaimina. Refréscate en Pailas Rotas, espera a el florecimiento de los Guayacanes en Mangahurco. Si te gusta el senderismo planifica una visita al Bosque Petrificado de Puyango, o explora el místico cerro Mandango. La provincia de Loja es la promesa del turismo. Descubre la provincia que lo tiene todo.
CHOCÓ ANDINO
¿Necesitas un escape revitalizante?
¡Ponte la botas y vamos! Anímate a una excursión en medio de la exuberante naturaleza del Chocó Andino, una las regiones con mayor biodiversidad del mundo. La reserva ecológica Mashpi-Amagusa está ubicada dentro del Distrito Metropolitano de Quito, así que no hay pretexto por la distancia. Aquí tendrás contacto directo con animales fantásticos y paisajes de ensueño.
Fotografía cortesía de Mashpi Lodge
Una de las aventuras que más disfruté fue sumergirme en sus cascadas: ¡Cómo quisiera repetir ese chapuzón tan refrescante! Además, caminar entre los arroyos del bosque lluvioso nublado es toda una aventura en medio de una vegetación que se viste de pura vida.
Fotografía cortesía de Mashpi Lodge
Si eres amante de los anfibios, este es tu destino. Mientras recorría senderos y riachuelos, tuve el honor de toparme con la mirada coqueta y curiosa de una rana de lluvia y su exótica belleza. En Mashpi la naturaleza te cubre, literalmente. Cada sendero te abraza y transmite una conexión vital que fortalece y anima.
Fotografía cortesía de Mashpi Lodge
LA AMAZONÍA
ORELLANA
Reserva de vida: Parque Nacional Yasuní-Tiputini
La Amazonía ecuatoriana es de aquellos lugares que me han estremecido con su imponente belleza milenaria, natural y salvaje. La naturaleza aquí no deja de sorprenderme con su silencio y su música; sus paisajes inhóspitos y líricos; y sus habitantes con historias épicas.
El Parque Nacional Yasuní es pura vida. Llegar no es fácil, ni cómodo, ni rápido. El trayecto lo recorres en avión, taxi, canoa, bus, a pie, navegando en lancha por el río Napo; y luego, otra embarcación, más pequeña, que esta vez navega por las aguas del Tiputini. Más de seis hora de viaje, que valen cada minuto, para llegar, celebrar y sentir el corazón palpitante del Parque Nacional Yasuní. Ubicada en la orilla norte del Yasuní en la provincia de Orellana, se encuentra la Estación de Biodiversidad Tiputini de la USFQ. Aquí permanecí durante tres noches y cuatro días. Lo que vi y sentí me resulta indescriptible, cualquier narración quedaría corta. Rodeada de vida silvestre y especies únicas en el mundo, exploré bosques primarios, nadé en ríos marrones, atravesé lagunas y puentes colgantes; me empapé bajo lluvias torrenciales y fui feliz.
La Amazonía me acogió. Exploré su naturaleza extrema y viva, compartí y comprendí tradiciones de los Shuar, Waorani y Kichwa, sus guardianes ancestrales. A pesar de las tormentas nocturnas y el sol resplandeciente, mi cuerpo se acostumbró al ritmo circadiano; porque en la selva, el tiempo habita natural y perfecto. Aquí, el conocimiento y el respeto son la clave para vivirla. Recorrí senderos, trepé torres de observación y hasta árboles milenarios. Me sentí observada por criaturas salvajes que tuvieron la amabilidad de permitirme descubrir y entender su hábitat. Sin duda, la Amazonía ecuatoriana es profunda, verde y mística, es de aquellos lugares del planeta al que regresaría una y otra vez.
Fotografía cortesía de Javier Aguilar
ISLAS GALÁPAGOS
Refréscate en una de las playas más lindas del mundo: El Garrapatero
Fotografía cortesía de László Karoly
Luego de haber acumulado calor, humedad y adrenalina en mi visita por las tierras altas de la isla Santa Cruz, decidí ir en busca de una de las playas más lindas para cerrar con broche de oro aquel día de aventuras galapagueñas. No hay nada mejor que descansar y chapotear en una de las playas más hermosas de las archipiélago encantado: El Garrapatero. En este paraíso natural podrás acampar si así lo deseas y planificas. No hay muchas opciones en Galápagos para esta actividad, pero ojo, recuerda pedir permiso con anticipación a la Unidad de Uso Público del Parque Nacional Galápagos. En este lugar encontrarás también bancas de madera y parrillas para asar en ellas tu comida. Un picnic, con arena blanca protegido por la sombra de los árboles, no tiene precio.
Fotografía Galápagos Eco Tours- Tours Galápagos
La playa se extiende a lo largo de 1,5 kilómetros; está rodeada de manglares y, por sus aguas cristalinas, es excelente para bucear en la superficie. Sus condiciones son óptimas para navegar en kayak, bajo el cuidado de los hombres que prestan el servicio.
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