Por Gabriela Paz y Miño Corresponsal en España
La colombiana Claudia Shultheis pisa fuerte en España con sus propuestas arriesgadas y eclécticas, fruto de una vida de viajes, emprendimientos y aprendizajes. De cada lugar ha tomado lo mejor. Nos lo cuenta en esta entrevista exclusiva con CLAVE.
Para Claudia, la palabra “reinvención”, está lejos de ser un término de moda o una pose artificial. Esta arquitecta y diseñadora de interiores colombiana es la prueba encarnada -energética, creativa, eficiente, visionaria- de que hay dos formas de entender los cambios que trae la vida: como finales o como oportunidades únicas para crecer.
Claudia Schultheis
A sus 52 años, después de haber armado y desarmado maletas y casas para vivir en siete países (por estudios, primero, y después por el trabajo de su esposo en una multinacional), Claudia ha logrado la fórmula perfecta para equilibrar cuatro palabras clave en cualquier carrera: talento, pasión, preparación y estrategia. No es casualidad que su nombre y el de su estudio con sede en Madrid Trilogía Arquitectura Interior y su cuenta de instagram @claudiaschultheis_arquitectura, aparezcan ya en las publicaciones especializadas españolas. Éstas destacan su obra como innovadora y potente. Su recorrido vital y profesional es diverso y en cada una de sus escalas, Claudia ha sabido sumar valor.
Desde muy joven trabajó en distintos ramos de la arquitectura, empezando por la hotelería, lo comercial y diseño de oficinas primero en Colombia y después en el Caribe y en Brasil. En Sao Paulo inició lo que ahora es el fuerte de su abanico de servicios: los proyectos de autor “llave en mano”, que ofrece a los clientes en Madrid, un servicio 360 grados muy completo a la hora de adquirir una propiedad. “Los ayudamos con todo el proceso de principio a fin”, explica Claudia. La idea es que el inversor llegue con sus maletas y se instale en una flamante propiedad que antes ha sido buscada, elegida, diseñada, reformada, decorada y puesta en valor por el equipo de Madrid Trilogía Arquitectura Interior.
Es complejo y tiene su riesgo, porque muchas veces se hace a distancia. Hasta ahora, sin embargo, todos los casos han sido exitosos, cuenta esta arquitecta amante de los viajes, los libros, los perros y de su familia, que la completan su esposo alemán y sus tres hijos, que han sido su mayor proyecto.
Un “Bati Piso” en el centro de Madrid
Solo una imaginación libre y poco convencional podría haberse arriesgado a proponerle a un inversor extranjero algo así: un piso, en el centro de Madrid, cuya reforma se inspira en el ambiente de la ciudad de Batman: Gotham City.
La vista desde los balcones de esta propiedad, ubicada cerca del Hotel Four Seasons, la Gran Vía y la Galería Canalejas, trajo a la mente de la arquitecta colombiana el Batiuniverso, con sus tonos negros y dorados y toques Art Decò. En el horizonte: los edificios de La Unión y el Fénix Español, la sede del Banco de Bilbao, con las cuadrigas en sus torres, y otras propiedades de inicios del siglo XX. Dentro del histórico piso de 165m2: una reforma total que, en cada detalle, remite al mundo del Caballero Oscuro. Una apuesta arquitectónica y decorativa cuyo trato con el inversor se cerró por teléfono, a distancia, y que le valió a Claudia que la famosa revista ELLE Decor dedicara a esta propuesta un extenso reportaje.
Pero, ¿quién es esta profesional que rompe moldes con su estilo “atemporal, maximalista y clásico contemporáneo”, como ella lo describe? Charlamos con Claudia Schultheis, uno de los talentos latinos de arquitectura y diseño incluidos en la lista que la revista Fearless presentó en su edición de Otoño, bajo el título: “Madrid es Latam”.
Tus diseños son, según tú has definido, el producto de todas las “reinvenciones” que has hecho en tu vida y carrera. ¿Cuáles son los hitos más importantes en ese recorrido vital y personal? ¿Cómo llegaste al momento creativo en que te encuentras?
El hecho de trabajar y vivir en culturas diferentes, con idiomas distintos y en varios países me ha permitido un enriquecimiento constante. La expresión del diseño en cada lugar es distinta y yo he querido abstraer lo mejor de cada uno. Hasta llegar al momento actual, he pasado por muchos de los ramos de la arquitectura. Trabajé en una multinacional como Gerente de Producto de la línea de Haworth, de oficina abierta. También tuve la suerte de tener a un gran maestro de todos los tiempos, que fue Ricardo Vargas Espinosa, con quien trabajé en proyectos de gran envergadura en Colombia como clubes sociales, hoteles, residenciales, oficinas, bancos. Adquirí experiencia en Alemania y en Brasil. La segunda vez que llegué a Brasil me pusieron en la visa un sello gigante que decía que yo no podía trabajar porque mi visa estaba ligada a la de mi marido.
¿Te cortaron las alas así, sin más?
Me puse a estudiar Diseño Interior. Me uní a una empresa americano-suiza que hacía hoteles en las Américas y el Caribe. Quería entrar al mercado brasileño y colombiano. Esto me colocó en el mundo de la hotelería y, después, por cosas de la vida, y porque tengo una estrella que siempre me pone en el lugar correcto, en Sao Paulo empecé a desarrollar proyectos de autor para un inversionista que tenía 103 inmuebles. Ese fue el inicio del trabajo que hago ahora con mi equipo, en los edificios históricos de Madrid. Antes de Brasil, viví dos años en Guatemala.
Dos países absolutamente distintos. ¿Fue un cambio drástico?
En Guatemala trabajé con un arquitecto que tenía una línea más comercial, aunque yo estaba en la parte creativa. No existía el diseño de interiores, todo estaba por hacerse. No había competencia, así que ganábamos todos los proyectos a los que nos presentábamos. Así, a mis 27 años yo había diseñado la oficina de la Tabacalera Nacional, la Cementera, la Empresa de Agua, la Cervecera, la Empresa de Electricidad. Esa etapa finalizó porque volví a Colombia por el trabajo de mi marido, en la época en que no se pegaba un ladrillo.
Me “reinventé” de nuevo: creé una firma de ropa de niños con diseños únicos “Kinderlein. La empresa, inspirada en mis hijos que eran bebés, creció y comenzamos a exportar, pero la arquitectura empezó a reactivarse, así que busqué una socia para la firma de modas y volví a lo mío. Una vez más, nos volvieron a trasladar. Primero a Brasil y luego a Munich, en donde seguí vinculada a una empresa hotelera, y después a España, el único país que hemos elegido. Aquí llevamos viviendo cuatro años y no pensamos irnos.
Colombia, Guatemala, Alemania, Brasil y ahora España son algunos de los territorios en los que has vivido y trabajado. ¿Cómo recoges en tus diseños ese recorrido?
Alemania me enseñó la funcionalidad y la normatividad. Para los alemanes, lo funcional es lo primero y lo estético viene después. Brasil, la creatividad, la sensación de que todo puede hacerse, la energía y la capacidad de ser arriesgados. Guatemala me dio la capacidad de explorar un mercado inexplorado; llegué en la época en que se firmó la paz y todo estaba por hacerse. No existía el diseño de interiores. Colombia: la diversidad de proyectos: comerciales, residenciales, de restauración. De cada lugar he aprendido algo.
La “innovación, las formas orgánicas y las sensaciones para transmitir emociones” definen tu estilo. ¿Cómo dialogas con los espacios en los que eliges trabajar?
Cada espacio tiene alma y personalidad propias. Nosotros buscamos un concepto que acompañe todo el proyecto. Un hilo conductor. Un ejemplo es “Gotham meets Madrid”, un proyecto arriesgado que desarrollamos en un inmueble histórico (1910), para un inversionista de Estados Unidos, que confió totalmente en nosotros para la compra y la reforma, que se hizo a distancia. Ahora está en venta porque este inversionista quedó con ganas de más. El piso está cerca del Hotel Four Seasons y la vista desde sus balcones me remitía a Gotham City. Nos inspiramos en eso y todo conectó de principio a fin.
Otra obra tuya se denomina Art Noveau meets Madrid…
Es otro proyecto similar, también con el toque de hotel vivienda. Se trata de un edificio con escalinatas de Art Nouveau, cocina roja, puerta interior de casa en cuero rojo, escayolas originales y techos de 3.40 de altura. Es un espacio que produce mucha calma y remite a París. El cliente es una promotora inmobiliaria de lujo que compra propiedades singulares y las valoriza a través de nuestra intervención y luego las vende.
Este proyecto se encuentra a pocos pasos del Museo del Prado, del Hotel Ritz y del Palace.
Tu propuesta es que los clientes también dejen su propia huella en los espacios. ¿Cómo trabajas la relación con cada persona que te encarga un diseño para plasmar esa línea individual?
Trabajamos muy de cerca con cada cliente hasta encontrar el concepto que recoja sus gustos, su personalidad, su forma de vivir. Averiguamos qué color le gusta, dónde toma su café, si trabaja en casa o en la oficina, etc. A partir del concepto que definamos, el equipo empieza a trabajar.
Para nuestras propuestas de autor hemos tenido clientes muy valientes. Muchos de ellos viven fuera y solo ven la propiedad cuando está en medio del proceso de demolición. Alguno me ha preguntado, en broma: ¿Y yo qué compré: las ventanas?”. Y yo respondo: “No, esas también las vamos a cambiar”. Pero aunque no han visto la propiedad, conocen nuestros parámetros de calidad para estos proyectos de alto estándar que han podido ver en nuestros proyectos terminados. Saben que usamos porcelana y electrodomésticos alemanes, colchones de hotelería, piedras naturales, etc.
¿En qué consiste exactamente el “diseño de autor: llave en mano”, que es la estrella de tu estudio?
Un proyecto de autor es como una obra de arte. No se encontrará nada similar en el mercado. Es algo único. Para lograrlo, damos un servicio de 360 grados a los clientes. Nos encargamos de todo, de principio a fin: qué propiedad comprar, dónde comprar para tener valorización, los trámites que hay que hacer; las reformas, el diseño, hasta la entrega llave en mano. Nuestro equipo busca las propiedades para nuestros clientes que, en su mayoría, quieren una segunda residencia. Para ello trabajamos con una red inmobiliaria de más de 206 agentes que nos ayudan a encontrar la propiedad ideal.
En un barrio a lo mejor empezamos por ubicar 50 propiedades y al cliente le llegan tres que vale la pena evaluar. Presentamos un análisis de la inversión, qué factores la valorizarían, la rentabilidad que tendría, y después nos encargamos de gestionar la rentabilidad de la inversión. En propiedades con oportunidad de valorización hay que ser muy rápido en tomar decisiones. A veces, en una hora está cerrado el trato.
¿Cuáles son los elementos que permiten la revalorización de los proyectos en los que trabajas con tu equipo?
Hay múltiples parámetros que se deben tomar en consideración. Por ejemplo, en una misma cuadra, un edificio que está junto a otro puede tener un precio mayor por metro cuadrado, ya sea por la vista, o si es histórico o no. Los edificios que más se revalorizan son los históricos, y son con los que trabajamos generalmente. La clave de los proyectos de diseño de autor “llave en mano” está en que nosotros lo hacemos todo: no cambiamos de mano hasta el final del proceso. Hasta ahora, todos los proyectos han sido exitosos. No recuerdo una sola entrega en la que no haya visto lágrimas de emoción de sus propietarios y usualmente esos propietarios se convierten en amigos.
Nuestros proyectos se valorizan entre un 10 y hasta un 40% desde la compra hasta su reventa y suelen generar una rentabilidad en renta de un 4 a un 6%.