Por Caridad Vela
Caminamos por las calles de Guayaquil, entre el Parque Centenario y el de La Iguana ante la mirada y la sonrisa de los transeúntes. Nuestra charla se da con interrupciones, la gente lo reconoce al paso, lo saluda, le agradece por su intensa labor durante la pandemia y en el estallido social de octubre 2019, cuando era Gobernador del Guayas.
Nadie ha olvidado esas imágenes de Pedro Pablo junto al entonces Vicepresidente de Ecuador, Otto Sonnenholzner, trabajando codo a codo con la gente en la primera línea de apoyo a la ciudadanía. El desafío era luchar contra un virus que devastó al mundo, cuyo comportamiento se desconocía. El ahora candidato a la alcaldía de Guayaquil se dejó la vida en ello.
Su propuesta es trabajar en 17 ejes principales que están publicados en su página web www.pedropablo.ec. En esta entrevista revisamos algunos detalles de su plan de trabajo, su relación con Jaime Nebot y Otto Sonnenholzner.
¿De la gobernación a la alcaldía?
En la vida se abren y se cierran ciclos, lo valioso es acumular aprendizajes. Acepté el desafío de la gobernación para devolver dignidad y honorabilidad a ese cargo, con la responsabilidad de acercar los servicios que el gobierno nacional ejecutaba en beneficio de los ciudadanos de la provincia del Guayas.
Y le tocó enfrentar la peor crisis que ha sufrido el mundo…
Hasta los sistemas sanitarios de los países del primer mundo colapsaron. No había forma conocida de enfrentar la pandemia, la gente moría en las calles, era como vivir una pesadilla, pero había que actuar. En plena pandemia, mientras otros políticos bloqueaban la pista de aterrizaje del aeropuerto, nosotros fuimos casa por casa entregando títulos de propiedad a más de 5.000 familias, y a la par verificamos la situación de salud de la población en cada sector.
¿Qué acciones se ejecutaron?
Creamos tres albergues para que la gente sin hogar pase la noche, instalamos un centro de acopio en el Colegio Rocafuerte para gestionar donaciones, entregamos 120.000 kits de alimentos a familias de escasos recursos y a la curia, apoyamos a los médicos en su trabajo, denunciamos la corrupción en el sistema de salud, evitamos la especulación de precios con productos como tanques de oxígeno y mascarillas, que en ese momento eran de primerísima necesidad. Todo lo hicimos con autogestión, sin un dólar de presupuesto, porque la gobernación no tiene recursos económicos.
¿La gobernación no tiene un presupuesto asignado?
Lo tiene, pero exclusivamente para pagar sueldos y salarios, no para gestionar obras o servicios. Aun así, con pura autogestión, logramos instalar 50 túneles de desinfección en diferentes mercados de la provincia, principalmente en Guayaquil; durante las noches fumigamos las calles e hicimos pruebas PCR y pruebas rápidas en diferentes sectores de la ciudad para mapear los puntos críticos de contagio. Actuamos en temas de seguridad para evitar los saqueos en zonas populares, dotamos de mascarillas a la policía, fuerzas armadas, comisión de tránsito, policía municipal, taxistas, etc.
¿A qué se ha dedicado desde que renunció a la Gobernación?
Mucha gente pensó que mi renuncia y la de Otto fueron porque íbamos a ser candidatos en las elecciones de 2021, él a la presidencia y yo a la asamblea, pero demostramos que no fue esa la razón. Nuestra genuina intención fue ayudar a la gente, trabajando desde la sociedad civil, y a eso nos hemos dedicado. Juntos creamos la Fundación Progresa, que está debidamente registrada en el MIESS, y desde ahí trabajamos día a día para beneficiar a más de medio millón de personas de limitados recursos en Guayaquil.
¿Qué tipo de beneficios han gestionado?
Actuamos en dos frentes: seguridad y educación. Creamos un programa de seguridad ciudadana que se llama Barrio Seguro, a través del cual hemos colocado 300 cámaras de vigilancia en barrios populares que tienen altos índices de delincuencia, y lo hemos extendido para cubrir áreas alrededor de escuelas. Estas cámaras se conectan a los celulares de todos los vecinos y los padres de familia de los estudiantes, para que puedan mirar en tiempo real lo que sucede en sus hogares y en las escuelas. El sistema está enlazado con la policía a través de una alarma que se activa desde el celular, para, en caso de necesidad, recibir su apoyo de inmediato.
Mencionó también educación…
Todos los meses impartimos cursos en diversas materias para ayudar a emprendedores y a gente que tiene la voluntad de aprender y superarse. Hay de todo: contabilidad, fotografía, enfermería, primeros auxilios, etc. Llevamos 35 ediciones de estos cursos con muy buena acogida. El de enfermería tiene gran demanda, normalmente hay 1.500 personas inscritas cada mes. Contamos con el apoyo de médicos que donan su tiempo para capacitar a las personas, y también de una empresa farmacéutica que dona insumos para que los estudiantes hagan prácticas
¿Esta gestión es financiada por la empresa privada?
Sí, pero la Fundación no tiene un centavo en la cuenta. Lo que hacemos es identificar la necesidad, estructuramos y costeamos el proyecto, hacemos convenios con las empresas o personas que quieren aportar, y ellos pagan directamente al proveedor de los equipos o servicios. Nosotros no manejamos los recursos económicos, hacemos el enganche y controlamos la ejecución de la obra, y luego enviamos el reporte al empresario que aportó. En los lugares intervenidos agradecemos a quienes hicieron posible el proyecto, por ejemplo, en las cámaras de Barrio Seguro hay un pequeño cartel que agradece a la empresa que donó los recursos.
Esto me lleva a concluir que su principal preocupación es la inseguridad en Guayaquil. ¿Cómo plantea enfrentarla si llega a ser alcalde?
Lo primero que haremos es pedir la competencia sobre la cárcel. Lo peor de lo que se ve en la calle nace desde la cárcel. Controlando la cárcel se controla buena parte de la inseguridad. Segundo, incorporaremos mil agentes de la Policía Metropolitana para que salgan a patrullar en tres turnos al día, los siete días de la semana, cubriendo zonas donde hoy no se los ve. En la zona 8, que incluye Guayaquil, Durán y Samborondón, hay apenas 4.600 policías que trabajan en el eje preventivo.
¿Cuántos habitantes tienen esos cantones?
Son tres cantones en los que viven más de tres millones de personas. Ese número de policías no alcanza. Construiremos UPCs para la Policía Metropolitana para salvaguardar la integridad de los guayaquileños y recuperar el espacio público que las actuales autoridades han cedido a la delincuencia. No podemos seguir estando presos en nuestras propias casas, no podemos tener niños jugando en parques donde se vende droga a cualquier hora del día. Hay que crear las condiciones para recuperar la paz, tranquilidad y armonía que merecemos.
¿Cuáles son esas condiciones?
Lo principal es terminar con esta pelea que hoy las autoridades de la ciudad mantienen con el gobierno y viceversa. Hay que entender que si nos unimos obtendremos mejores resultados porque todos queremos vivir en paz y prosperidad. Debemos involucrar a la función pública, empresa privada, academia, organizaciones sociales y absolutamente todos los ciudadanos honestos, para juntos luchar para recuperar no solamente a Guayaquil, sino al país entero. El crimen organizado está ganando territorio porque se organiza, mantiene una estructura y respeta su jerarquía. ¿Por qué la gente buena no puede hacer lo mismo?
¿Cómo distribuirá el presupuesto municipal entre los distintos rubros?
El eje principal va a ser quitarle la chequera a los políticos corruptos. El dinero alcanza cuando no se lo roba el municipio. En cuatro años, Guayaquil tendría que haber gestionado más de $3.200.000.000 de presupuesto. Deberíamos tener las calles limpias de basura, que no las tenemos; un transporte público que funcione, que no lo tenemos, y podría nombrar más. La administración actual ha demostrado no tener capacidad de gestión. Si mira las cifras del Ministerio de Economía y Finanzas verá que a octubre, la ejecución presupuestaria no llegó ni al 60% o 65% del presupuesto asignado a Guayaquil. Dudo mucho que hasta fin de año se utilice el saldo.
¿A qué se debe?
A falta de voluntad, falta de determinación y de compromiso, falta de sensibilidad y empatía. No han sabido priorizar las necesidades más imperiosas de la ciudad: seguridad, educación, inclusión social, vivienda, rehabilitación de adicciones, fomento al deporte y activación de la economía de la ciudad con ejecución de obra pública, que es la mejor manera de generar empleo poniendo los recursos del municipio en los bolsillos del ciudadano. Hay que aplicar incentivos para generar empleo para los jóvenes. Ellos buscan trabajo y se les pide experiencia, como aun no la tienen, no consiguen empleo. Una estrategia podría ser dar beneficios tributarios a las empresas que contraten colaboradores que estén entre 18 y 28 años de edad, y así fomentar que empiecen su vida profesional.
¿Qué propone en términos de desarrollo urbano?
Hemos conformado una mesa de urbanismo con los mejores profesionales. Uno de ellos es el arquitecto Florencio Compte, quien ha integrado un grupo de arquitectos e ingenieros urbanistas para pensar el desarrollo de Guayaquil. Es evidente que debemos fomentar la construcción en altura y respetar un crecimiento ordenado, pero al mismo tiempo debemos recuperar ciertos espacios, como el centro de la ciudad, que ahora está abandonado. No podemos seguir con el desorden urbano que se ha dado en los últimos años. El único polo de desarrollo que nos queda es la Vía a la Costa, que no tiene infraestructura ni alcantarillado. ¿Qué va a pasar cuando terminen de desarrollarse todas las urbanizaciones que están en proceso de construcción? La vía va a colapsar, y con ello colapsará la ruta al aeropuerto porque no habrá cómo ingresar a Guayaquil.
También faltan áreas verdes en Guayaquil…
Nadie está hablando del cambio climático, cuyos efectos golpean duramente a la gente de menos recursos. Hay que tomarse en serio el hacer corredores verdes y parques en la ciudad. Nosotros planteamos sembrar 500.000 árboles en cuatro años, que no solamente proveen sombra y bajan la temperatura del ambiente, sino que incluso evitan que se inunden las calles, porque la propia raíz absorbe el agua. Reemplazaremos las palmeras que pusieron para parecernos a Miami, por árboles que de verdad brinden sombra. Recuperaremos el Estero Salado, volveremos a mirar al río, porque una ciudad que le da la espalda a su río y no rescata su casco histórico, es una ciudad que crece sin identidad.
¿Ha pensado en una estrategia como el pico y placa implementado en Quito para evitar el intenso tráfico a ciertas horas?
Creo que antes de llegar a ese punto hay que implementar otras estrategias. Guayaquil tiene diseñadas siete troncales de la Metrovía y apenas hay tres en funcionamiento. La cuarta está terminada, seguramente la van a inaugurar como parte de la campaña política. La Metrovía hay que terminar de construirla para que sectores como Isla Trinitaria puedan beneficiarse. Pensamos en un sistema de transporte fluvial que sería complementario al terrestre que ahora tenemos. Habrá que repensar la Aerovía que pasa vacía. Debe ser gratuita de lunes a viernes para que la demanda crezca significativamente, y poner una tarifa solamente para fines de semana para que cumpla una finalidad turística. Además hay que pensar en una ciudad más amable para el peatón, construir aceras más amplias para que la gente camine con más seguridad, y sembrar árboles que produzcan sombra.
¿Cómo está integrada su lista de concejales?
Con gente del pueblo. Por primera vez en la historia daremos voz y escucharemos a los invisibles. En la lista para concejales tenemos un vendedor informal, un operario de transporte público, una mujer con discapacidad en movilidad, jóvenes preparados que representan a la red de jóvenes en Ecuador, líderes comunitarios, ecologistas, personas vinculadas a la música y al arte. Tenemos gente real, que siente los problemas y vive las carencias; no tenemos políticos de discurso desgastado que no han caminado por las calles en la noche y nunca han comprado en un mercado popular. No hemos escogido los perfiles por el número de seguidores en redes sociales o porque salen en televisión en algún programa de farándula, hemos escogido los mejores perfiles de gente que representa al tejido social, al pueblo, a esa sociedad que nunca ha tenido voz.
Pasando a temas más personales, ¿cómo es su relación con Jaime Nebot?
Tenemos una buena relación. Jaime es un indiscutible líder en la ciudad. Yo viví diez años en España, estudié una Maestría en Comunicación Política Institucional y otra en Comercio Exterior. Regresé para trabajar en la alcaldía de Guayaquil de la mano de Jaime Nebot, en el cargo de Director de Acción Social y Educación. Ahí estuve durante siete años, desde 2013 hasta 2020. Cuando Nebot terminó su período fui ratificado en mi cargo por la actual alcaldesa de Guayaquil, pero al poco tiempo presenté mi renuncia irrevocable porque no comulgaba con su forma de administrar la ciudad. Con Jaime aprendí a administrar y gestionar el presupuesto municipal, tuve bajo mi cargo el desarrollo educativo y social de Guayaquil. En esa época se hablaba poco, se gastaba poco y se hacía mucho.
¿Por ejemplo?
Duplicamos el número de guarderías municipales y centros de acogida, implementamos programas de becas para estudios de inglés, francés y mandarín; la iniciativa de entrega de libros y tablets gratuitas a los estudiantes empezó en mi gestión y afortunadamente se ha mantenido. Con Nebot inauguramos Guayaquil Emprende, el centro de emprendimiento que también continúa pero con otro nombre. Lamentablemente las guarderías municipales están cerradas todas, pero en nuestro plan de trabajo está la creación de 100 guarderías municipales para que las madres puedan trabajar sabiendo que sus hijos están bien cuidados y alimentados, de esa manera combatiremos también la desnutrición crónica infantil. Además crearemos fuentes de empleo para las madres de cada sector, porque son ellas las que van a estar trabajando en el cuidado de los niños.
En caso de llegar a la alcaldía, ¿Otto trabajará con usted?
Otto siempre está cerca cuando se trata de servir a la gente, ese es el objetivo que compartimos, no solamente con él sino con muchas otras personas que queremos ver y vivir un Guayaquil distinto, un Guayaquil de oportunidades donde se pueda transitar libremente, donde tengamos seguridad y trabajo. Guayaquil no aguanta más, merecemos una ciudad de paz, no de balas.