El círculo de la vida
Por Caridad Vela
El futuro no está lejos, de hecho, está tan cerca que a punto estamos de que nos pille desprevenidos. Este último año mostró que los cambios bruscos son detonantes de reacciones, son alarmas que llaman a un despertar de a la humanidad para que hagamos un alto, pensemos y cambiemos, antes de seguir adelante.
El confinamiento y el trabajo en casa apretaron el acelerador en desarrollo tecnológico. La pantalla del computador nos proporcionó la única sensación de calor humano disponible en aquellos días, y las redes sociales se convirtieron en la vía de contacto con el mundo exterior.
Fue precisamente en una de ellas que me encontré a José Antonio Uribe Muller mostrando el diploma de su Maestría en Diseño para Futuros Emergentes, otorgado por el Institute for Advanced Architecture of Catalonia, España. Lo contacté para entrevistarlo porque, si algo es cierto, es que el futuro está en emergencia, y se acerca a paso rápido.
El nombre innovador y disruptivo de esta maestría fue lo que captó la atención de José Antonio en marzo de 2020. Justamente cuando el mundo entraba en una crisis pandémica de afectación planetaria, él decidió dejar la comodidad de su trabajo en Jobsity LLC, donde era Director de Finanzas y Operaciones, para examinar el pasado y encontrar la manera de aportar al futuro. Desenredamos el ovillo de sus pensamientos e intenciones al calor de un maravilloso atardecer en Guápulo.
¿Qué es Diseño de Futuros Emergentes?
Es analizar problemas reales para empujar ideas que pueden convertirse en acciones, con el objetivo de transformar la sociedad. El futuro emerge a través de lo que uno puede imaginar, y lo que imaginas en tu mente lo puedes diseñar, poner a prueba y materializar. La maestría ofrece una metodología en la que usamos procesos de diseño prácticos para investigar complejos problemas sistemáticos, para proponer transformaciones a las situaciones que se plantean.
¿Transformaciones de la etapa post pandemia?
La transformación social y tecnológica que está dándose post pandemia, los nuevos pensamientos y estas hegemonías culturales que están apareciendo por todo el mundo, tienen un poco estresada a mi generación. Es un claro momento de reacción, y, personalmente, quiero ser parte de ese nuevo futuro que debemos construir.
¿Cuál es el desafío de ese nuevo futuro?
La pandemia no ha sido superada y ya ha dejado su huella en los hábitos de vida de la humanidad. Tenemos esta revolución digital que nos impone el desafío de analizar las nuevas formas de trabajo y de convivencia, anticipar cómo se transmitirán al futuro y qué impacto tendrán en las ciudades. Debemos determinar qué podemos hacer para moldear el presente, buscando que sea sostenible en el largo plazo, y traiga beneficios a la humanidad.
El concepto es importante, ¿cómo implementarlo?
Hay que analizar la situación de las ciudades desde el nivel personal, para luego subirlo al contexto del barrio, de la comunidad, del país, de muchos países, hasta alcanzar un nivel global. Se empieza con intervenciones pequeñas que se aplican a nivel individual, es decir, a una casa o restaurante, y si el concepto funciona se lo expande para que su éxito se multiplique. El 50% de la población mundial vive en ciudades, y se estima que para 2050 será el 70%. Eso requiere una seria reflexión sobre la forma en la que estamos diseñando las áreas urbanas, porque todo tiene una consecuencia en cómo nos movilizamos, cómo producimos y distribuimos esos productos, cómo manejamos la basura, etc.
Es decir, ¿encontrar sistemas que nacen desde la solución individual y no desde la política pública?
Sí, y eso es clave. Es diseñar en primera persona, diseñar para ti. Tú debes ser parte del diseño para encontrar la solución adecuada a lo que necesitas. Esta tendencia es muy fuerte en Europa porque se ha comprobado que el diseño se vuelve más eficiente cuando diseñas en primera persona. Durante un año estuve investigando la relación entre Nación (país, su cultura, su gente), y Estado (organización). Evidentemente esa interconexión no está funcionando, los errores son sistemáticos porque las políticas públicas están pensadas masivamente, no individualmente.
¿Cómo enfrentarlo?
Hay que empoderar a la gente para que esa relación sea congruente y no impositiva. Cada persona tiene que asumir su responsabilidad sobre el futuro, pero actuar en el presente. Culpar a los gobiernos de todos los problemas también es ponerse en una zona cómoda como individuo, cuando el individuo debe ser el gestor de cambios y transformaciones. Todos podemos explorar y usar el diseño para entender y desarrollar soluciones que respondan a los problemas más complejos de nuestro tiempo.
¿Cuáles son esos problemas más complejos?
Hay muchos. ¿Cómo comenzamos a pensar en una nueva relación con la naturaleza? ¿Cómo cambiamos nuestro pensamiento de supremacía sobre otras especies y lo convertimos en una relación de interdependencia? ¿Cómo adoptamos un pensamiento a largo plazo en lugar de aquel que se limita al período de vida de las personas? En aspectos más inmediatos podemos referirnos a la crisis migratoria, el desempleo, pobreza, calidad del aire, manejo de basura, crecimiento desordenado de las ciudades, etc.
Muchas preguntas por contestar…
Y no vamos a implementar soluciones inmediatas, porque el primer paso es solamente entender lo que está sucediendo y diseñar la manera de corregirlo, a través de la creación de pequeños ecosistemas de aprendizaje. Así experimentamos y especulamos nuevas narrativas sobre qué quisiéramos que esté presente en un posible futuro. Ahora mismo hay una tendencia muy fuerte en otros países: salir de lo global y volver a lo local, y podemos hacerlo más rápido de lo que pensamos si compartimos información globalmente para desarrollar localmente.
Es decir, ¿que no viajen las cosas sino las ideas?
Exacto. Un ejemplo son los muebles que importamos de China. No tiene sentido traerlos desde el otro lado del mundo, es más lógico tener los diseños, la tecnología y las características de esos muebles, pero desarrollar una industria local con nuestra materia prima y mano de obra ecuatoriana. Esta es la verdadera economía colaborativa que se basa en ambientes open source disponibles en la web, en donde hay tecnologías que se comparten abiertamente, todos las podemos usar libremente, porque la idea es mostrar y compartir información, no esconderla.
Otro paradigma por romper…
Necesitamos ser agentes de cambio. No se trata de mejorar, se trata de cambiar. Hay paradigmas que han estado escritos en piedra, pero la crisis planetaria nos está mostrando que no funcionan, y que afectan a todas las dimensiones de la vida del ser humano. Todo está interconectado, nada está aislado. Especular sobre el futuro implica encontrar esas interconexiones para definir posibles soluciones que integren todos esos elementos. Corrigiendo una interconexión te das cuenta cómo esa corrección impacta en otras interconexiones y las corrige.
¿Por ejemplo?
Todas las actividades económicas deben contemplar un ciclo de vida completo. No es suficiente poner infraestructura de reciclaje en las ciudades, hace falta que las embotelladoras no se desentiendan de su producto una vez que lo entregan a sus distribuidores, porque esa botella tiene vida más larga que el contenido que lleva. Los diseñadores de moda deberían cerrar el ciclo de vida de sus productos logrando que la ropa usada vuelva al punto de origen, y se transforme en otra prenda o en otro artículo.
Eso requerirá un proceso de re-educar a la gente de ciertas generaciones…
Sí, y la narrativa es parte importante en este proceso educativo. De cómo le cuentas las cosas a la gente, cómo logras que esté consciente de lo que sucede a su alrededor, cómo haces que pierda sus miedos y actúe, dependerán los resultados. Estoy creando una plataforma digital de contenido, se llama Efímera, en la que compartimos maneras de pensar entre personas de diferentes países que se identifican con la tendencia. Quiero poner sobre la mesa una discusión seria sobre esta compleja problemática.
¿Cómo lograr que la discusión trascienda a la acción?
Cada día hay más gente consciente de que todos los deshechos van a terminar en algún océano. Cada día hay un ser humano más que quiere salir de este círculo vicioso y convertirlo en virtuoso. La clave es crear juntos. No sirve de nada actuar solos. Es importante diseñar ecosistemas que pueden ponerse a prueba en pequeña escala para comprobar su eficiencia y replicarlos cada vez a mayores escalas. Debemos des-objetivar y de-colonizar la forma en la que diseñamos la vida para promover existencias más productivas y saludables entre todos los organismos vivos, no solo entre seres humanos. El hombre no debe estar en la parte superior de la pirámide, debe ser parte del círculo de la vida.