Quito
Por: Alegría Guarderas
La emblemática Quinta Huasipungo es un tesoro escondido en el corazón del cultural y colorido barrio de Guápulo. Es una propiedad de estilo colonial que posee alrededor de 200 años de historia y más de 10 árboles patrimoniales en su exótico jardín. Se encuentra ubicada a tan solo 60 metros del Santuario de Nuestra Señora de Guápulo y a pocos pasos de todos los restaurantes, cafés y bares que ofrece el místico barrio al que pertenece.
A lo largo de los años, varias personas han sido los dueños de esta casona. Entre ellos el poeta Manuel María Sánchez, el Cnel. Jorge Rivadeneira, y el Embajador de Bélgica. Y fue en esta Quinta precisamente, que la Residencia oficial del Reino de Bélgica funcionó por alrededor de 30 años. El aura de misterio se siente desde su entrada, y los actuales propietarios cuentan todo sobre su historia.
La propiedad mantiene la arquitectura original de la época que cautiva con detalles de construcción únicos. Sin embargo, su restauración y mantenimiento actual destacan el lujo que hay dentro de lo antiguo. No hay espacio que no esté minuciosamente pensado, como ventanas y puertas de color turquesa elaboradas en base de madera de eucalipto rojo; un patio interno con pisos de baldosa hidráulica hecha a mano y adornado con una típica fuente de agua fabricada en piedra.
El exterior es un edén de palpable riqueza exótica y natural. En los jardines se aprecian imponentes árboles patrimoniales como el Yalomán, Magnolia, Arrayán, Nogal de los Andes, Pino, Araucaria y la palmera más alta de Quito. Además, el armonioso cantar de los pájaros que ahí habitan llena de vida y encanto a los jardines, trasladando al visitante a un nuevo ecosistema, a un mundo alejado de los sonidos y contaminación de la ciudad.
Las paredes de dormitorios y corredores se utilizan como galería de arte, cada una de ellas expone de manera permanente obras de artista. En el segundo piso se encuentra uno de los lugares más deseados, la amplia terraza con acomodaciones de sala, creando el ambiente perfecto para leer un buen libro, degustar de una copa de vino, jugar un juego de mesa, o simplemente admirar la vista.
El comedor es un elemento muy característico de la Quinta, ya que el juego de muebles pertenecía al embajador de Bélgica. La extraña proporción de la mesa requiere que para uso se fabriquen manteles personalizados, y esa misma proporción es la que permite usar el espacio para eventos íntimos o celebraciones especiales.
En la sala principal la chimenea abriga el ambiente que se torna ligeramente frío al atardecer, que junto a un clásico chocolate caliente, crean la combinación perfecta para la tarde ideal. Y si la visita es en la mañana, se cambia el chocolate caliente por jugo natural, se suma un desayuno personalizado al antojo, y se cambia la chimenea por el jardín… no hay pierde.
Hoy en día la Quinta Huasipungo es un Hotel Boutique y un exclusivo lugar para recepciones. Es el sitio ideal para celebrar cualquier evento de tipo social y/o corporativo, ya que cuenta con servicio de catering y amplios espacios que acogen hasta 600 personas.
La fachada y sus detalles coloniales lo llevarán mentalmente a otra época; la restauración y el lujo del servicio invitan a celebrar días especiales en un lugar íntimo; y el jardín es ese espacio que convierte a este mágico lugar en un tesoro escondido.