Destino multifacético
Texto y fotos: Por: María Gracia Banderas
Magníficas playas, imponentes montañas, caudalosos ríos y gente encantadora que mira hacia el mañana con una sonrisa. Hablar de Manabí es ahondar en multiplicidad de descripciones maravillosas, y de un destino que invita a diversos parajes; eso sí, uno muy distinto del otro.
Seguramente ha escuchado hablar sobre una playa casi paradisíaca en la que la naturaleza muestra su esplendor en la suave textura de la arena, en el contraste con el intenso azul del agua, en los acantilados que la rodean y en la directa comunión que tiene con el bosque seco que se traduce en una oda a la fauna y flora típicas de la zona.
Los Frailes forma parte del Parque Nacional Machalilla, por lo que mantiene su entorno prístino. Al visitarla, el turista participa de una interacción total con la naturaleza, disfruta del mar sin distracciones, y si opta caminar hasta el mirador, puede captar una de las mejores vistas del lugar. Si su visita oscila entre los meses de junio a septiembre, es probable que avizore algunas ballenas nadando en el espacio de mar que lo separa del horizonte.
Si la tentación de nadar en estas aguas le ha vencido, se recomienda tener cuidado con las fuertes corrientes que están presentes en el lugar, pues es indescriptible el placer de disfrutar de un chapuzón en la que está considerada una de las playas más hermosas de Ecuador continental.
Al hablar de Manabí nos referimos a un destino absolutamente multifacético. ¿Se imagina vivir la experiencia de un arqueólogo durante sus vacaciones? En la Comuna de Agua Blanca, situada en el interior del Parque Nacional Machalilla, con una extensión de 10.000 hectáreas, puede hacer este deseo realidad.
Luke Dalla Bona, arqueólogo y presidente de ‘Vacaciones Arqueológicas’, invita a los turistas a formar parte de este proyecto amparado por la comunidad. Las actividades incluyen excursiones a la zona para encontrar asentamientos, excavación, análisis de las piezas en laboratorios, restauración y conservación de las piezas. Según manifiesta Luke, hay mucho todavía por descubrir y mucho trabajo arqueológico por realizar.
Nos encontramos frente a una de las excavaciones en la que se aprecian muros que forman parte de la estructura de una vivienda. Estos muros medían máximo un metro de altura. Vemos varios agujeros en el piso, en ellos se colocaban los postes que sostenían el techo de la casa. Se trataba de una casa fresca que contaba con un sistema de circulación de aire. Además, en el lugar se encuentra evidencia de un horno y de la cocina. También se aprecian urnas funerarias de los miembros de la familia, pertenecientes a la cultura Manteña, última cultura precolombina de la región litoral.
Una vez concluida la visita arqueológica se recomienda recuperar fuerzas optando por uno de los varios tratamientos de spa, como la fangoterapia, que son ofertados por los miembros de la comunidad en las inmediaciones de la laguna de agua sulfurosa, en la que también puede nadar mientras su piel se beneficia de las propiedades del azufre, entre ellas antioxidantes. Esta laguna está alimentada por manantiales volcánicos, tiene una profundidad de 1,20m en sus extremos y 4m en el centro.
Al regresar del paseo por el bosque seco, el mejor oasis para descansar es Mantaraya Lodge. Entre las particularidades que distinguen a este hotel es la quietud de la zona en que está ubicado, y la grandiosa vista. De hecho, lo que primero querrá hacer es disfrutar de un coctel en el hidromasaje mientras contempla la caída del sol sobre el mar.
Este Lodge trabaja de la mano con la comunidad, aportando al desarrollo económico y turístico de la zona. Toda su operación es sostenible, realiza prácticas ecológicas y responsables. El hotel tiene una capacidad máxima de 50 personas, cuenta con 15 habitaciones: simples, dobles, triples y cuádruples. Está ubicado a cinco minutos de Puerto López, por lo que su ubicación es óptima para el descanso sin alejarse de la variada oferta de la ciudad.
Uno de los nuevos atractivos de la mencionada zona es el Malecón Julio Izurieta de Puerto López, lugar en el que puede disfrutar de un paseo por la ciclovía o caminar en sus 2,4km de extensión.
Aquí se encontrará con kioskos para artesanos, el retén naval y el muelle de embarcaciones. A su alrededor se localizan varios lugares con oferta gastronómica propia de la zona, y por supuesto, hostales en los que pasar la noche.
Manabí no solo lo conquistará con su encanto natural, sino también con la calidez de su gente. Es un destino al que siempre querrá volver.