Por: Belén Guerrero
Tenemos la mala costumbre de no parar, de no mirar lo que pasa a nuestro alrededor. Es una mala costumbre sobretodo cuando vas a lugares como Mindo, a una hora de Quito. Este bosque nublado es destino para muchos, pero pocos llegan a conocer la verdadera esencia del lugar.
Al ver Mindo con otra perspectiva de la que se acostumbra (rafting, tubing, canopy), se encuentra una magia diferente. Visitar una cascada después de caminar por senderos escondidos entre las montañas, es llenarse de energía, más si en plena travesía empieza a llover. La cascada, el río, la lluvia, todas fuentes de agua, fuentes de energía que invaden al visitante si es que éste se lo permite.
Una buena introducción para la biodiversidad que ofrece Mindo es el Mariposario, un centro dedicado a la investigación y conservación de las mariposas vivas de la zona. Se puede observar claramente las cuatro etapas por las que atraviesa su proceso de existencia, sus colores, cómo se camuflan, de qué se alimentan, su vida que dura entre 15 a 25 días, todo en cuestión de una visita.
Pero el atractivo que destaca en este bosque es ser uno de los lugares más privilegiados del país para el avistamiento de aves, de hecho, es uno de los lugares más importantes a nivel mundial. En 1997 la BirdLife declara a Mindo como la primera Important Bird Area (IBA) (o Área de Importancia para la Conservación de Aves), de Ecuador y Sudamérica.
Si bien el lugar se vende por sí solo, la experiencia de mirar aves tiene que ser de la mano de un experto. No solamente un guía, si no de un lugareño, y más que nada, un “pajarero” (amante de aves), así como Javier, que empezó esta actividad a sus 8 años tras la visita de un biólogo americano, y ahora comparte con nosotros.
“Nosotros realizamos el conteo de aves navideño, un censo a nivel mundial que se hace en diciembre. En el 2000 fuimos (Mindo) los primeros en el mundo en batir un record al observar 416 especies. Del 2002 al 2005 estuvimos detrás de Costa Rica, pero en el 2006 retomamos el primer lugar por cinco años consecutivos. Tenemos actualmente una lista madre con registro de aproximadamente 570 especies observadas.”
Javier recomienda ver aves de 6am a 10am, y si no llueve mucho, se las puede ver también de 2pm a 5 o 6pm. Cuatro horas para ver aves puede sonar exagerado cuando no se tiene ninguna experiencia en la actividad. Sin embargo, como testimonio de alguien que lo hizo por primera vez, sin expectativas… ese tiempo se sintió como 20 minutos. La actividad no es cansada, no implica caminatas largas, solo te invita a parar, mirar hacia arriba y ver lo que sucede. En un lugar como Mindo, no hace falta más.Los guías especializados, como Javier, tienen su equipo y su conocimiento para hacer de esta experiencia una que te convertirá en pajarero. Saben dónde encontrarlos, el nombre de su especie, el sonido que hacen y con gran habilidad colocan el telescopio justo en el lugar exacto para ver los detalles de cada pájaro como nunca antes. Una vez que te detienes y le dedicas tiempo, te das cuenta que hay tantas especies que la mirada no alcanza a atrapar, y por ello a algunas especies solo se las escucha. Logré ver aproximadamente 40 especies (gavilanes, halcones, tangaras, tucanes, trepa troncos, colibríes, etc.), y a escuchar sin poderlas ver, a unas 10 especies, como la pava crestada en peligro de extinción.
Al terminar la actividad sientes que cuatro horas no fueron suficientes. Entiendes la pasión que sienten los amantes de pájaros que viven alrededor del mundo, visitantes que en Mindo dedican hasta 21 días de su paseo solamente a observar aves.
Javier me explica que la actividad es para todos, han hecho paseos con niños, adultos, novatos, expertos, con cualquier persona que esté interesada. Sale cada cinco días con sus sobrinos; Mateo de 9 lleva casi cuatro años observando aves, y puede reconocer 50 especies por su nombre oficial. No es de sorprenderse, vivir en Mindo y ser pajarero es solo aprender y compartir con otros la esencia del lugar.
Le pregunto a Javier si a Mindo vienen todos los amantes de pájaros, él me responde que los que vienen son amantes de la naturaleza. Así que, si usted es lo uno o lo otro, es un lugar que debe visitar.