Simbiosis con el entorno
Por Gabriela Paz y Miño
Fotos: Sordo Madaleno Arquitectos
© Rafael Gamo
Un exótico hotel, cuyo diseño le ha sacado el mayor provecho a un paisaje desafiante, acaba de ganar uno de los premios de arquitectura e interiorismo más prestigiosos del mundo. Rodeado por playas con formaciones rocosas, mar azul intenso, arena blanca y vegetación de clima árido, este resort es un oasis sobrio y lujoso. Su concepción y los materiales utilizados lo integran con sutileza en un entorno que combina un ambiente semidesértico con el horizonte infinito del océano.
Se trata del Solaz Resort Los Cabos, ubicado frente al Mar de Cortés, en la playa de San José del Cabo (Baja California, México). El hotel forma parte de la marca The Luxury Collection Hotel & Resorts y fue construido en 2018, con un enfoque de respeto y fusión armónica con el ambiente.
Sus creadores, los mexicanos de Sordo Madaleno Arquitectos, recibieron en diciembre pasado el “Black & Gold Medal Gran Premio”, de la X Bienal Iberoamericana de Interiorismo 2019.
La Bienal entregó 37 medallas de oro para proyectos provenientes de norte, centro y Sudamérica. De entre todos ellos, se seleccionaron tres obras finalistas (todas mexicanas) y, finalmente, fue el proyecto de Sordo Madaleno el que se llevó el “Black & Gold Medal Gran Premio”.
CREATIVIDAD E INGENIO
Arq. Juan Sordo Madaleno (1916-1985)
fundador de Sordo
Madaleno Arquitectos en 1937
La idea no es nueva: arquitectura y naturaleza son dos elementos cada vez más relacionados. Sin embargo, la forma en que Madaleno Arquitectos la materializó en esta construcción cautivó al jurado internacional de la Bienal Iberoamericana, que eligió este hotel entre ciento cincuenta candidatos.
El criterio de los jueces lo destacó por ser “un proyecto complejo, integrador en el paisaje y elegante en su diseño, utilizando materiales naturales y tradicionales, a la vez que los de última tecnología. Un complejo hotelero a gran nivel”.
Arq. Javier Sordo Madaleno
El estudio ganador ha recibido varios premios internacionales. Fue creado en 1937 y cuenta con más de 250 expertos en ingeniería, diseño, interiorismo, arquitectura y planeación urbana. El equipo puso en marcha este ambicioso proyecto en Los Cabos, tomando en cuenta cada elemento del entorno y aprovechándolo para que jugara a su favor.
Vista desde el aire, o apreciada desde el diseño de sus planos, la distribución de Solaz Resort Los Cabos asemeja las olas del Mar de Cortés, frente al que está situado. Sus líneas sinuosas dan la sensación del movimiento del agua.
El interiorismo se basa en un estilo mexicano contemporáneo, que prioriza el uso de materiales y texturas naturales de distintas regiones del país del norte. El contraste de colores fuertes, como el rosa o el amarillo, característicos de la tradición estética mexicana, destaca sobre tonos neutros. Además, se utilizan maderas cálidas, para acentuar la sensación de inmersión.
La topografía accidentada de la zona constituyó todo un reto para los arquitectos, que resolvieron este tema con creatividad e ingenio, utilizando la geografía de valles y elevaciones, como base para definir la estructura escalonada del resort.
Una de las decisiones arquitectónicas más destacadas en la construcción del hotel, afincado sobre una extensión de 9,5 hectáreas, fue la edificación de terrazas en forma de cascada, en las que se mezcla la vegetación desértica con el uso de mármol, granito y distintos tipos de madera. Esta solución logró no solo superar, sino también sacar provecho a las difíciles condiciones de la topografía.
Sobre el terreno ascendente hacia el norte, desde el nivel del mar, se edificaron estas tres terrazas curvas de grandes dimensiones y orientadas de oriente a poniente. Cada una de ellas se “eleva” sobre la otra y todas están ubicadas en el ala oeste de la construcción, de cara al sur. De esa manera, se garantiza que las habitaciones del hotel tengan vista al mar y una gran luminosidad.
Para completar el diseño se crearon pasillos o cañadas entre las terrazas, que las separan unas de otras, y permiten a los huéspedes disfrutar de privacidad y silencio, gracias a la densa vegetación endémica sembrada en estas divisiones.
SIGUIENDO LA LÍNEA NATURAL
Según se aprecia en una de las maquetas arquitectónicas, el diseño general toma en cuenta incluso la dirección de los vientos; asimismo, la influencia del mar y de la montaña determinan la ubicación y posicionamiento del hotel.
La volumetría de la construcción combina el mismo concepto de integración en el entorno. El edificio fue concebido y diseñado con gran plasticidad e imitando el movimiento de la naturaleza. Cada uno de los tres bloques contiene dos pisos (son seis en total). El acceso se encuentra dentro del edificio principal.
Las diferentes tipologías de las suites y habitaciones del hotel siguen la línea de la topografía, fundiéndose de forma armoniosa con el paisaje de tonos ocres y la playa de arena blanca. Para llegar a las suites hay un patio-vestíbulo, que sirve como entrada y puente entre las ondulaciones de la topografía exterior y la lujosa y acogedora geometría del interior.
La selección de plantas conforma una paleta de especies nativas que se ubican en cada lugar del hotel, según el diseño del paisaje y la intención de cada espacio. El objetivo es que arquitectura y paisajismo armonicen en las pasarelas externas, los vestíbulos, los restaurantes y los techos de tono verde. Las áreas ajardinadas buscan imitar la vegetación local.
Esta vegetación, la selección de los materiales y sobre todo las formas orgánicas que caracterizan al diseño, cumplen el objetivo planteado por los arquitectos y reconocido por los jueces: la simbiosis del complejo hotelero con el entorno de Los Cabos.
LOS SERVICIOS
El hotel es una especie de refugio protegido por dos lechos de rocas. En su interior se puede respirar el “aire mexicano”, desde la comida preparada por chefs locales, hasta las esculturas y muebles artesanales inspirados en la naturaleza, y una galería dedicada a la cultura indígena, además de una colección de mapas históricos y otras curiosidades.
Uno de los principales atractivos de Solaz los Cabos es la intervención artística en muchos de sus espacios. No se trata de un simple elemento de decoración: es un trabajo conceptual que forma parte del diseño integral del complejo. En los distintos salones, habitaciones, plazas, espacios comunes, el artista mexicano César López Negrete crea y exhibe más de 400 obras de arte que conmemoran la vida y cultura de Baja California en la antigüedad. Su propuesta complementa cada detalle de la construcción.
En el hotel hay 131 lujosas habitaciones, 147 villas para tiempos compartidos; 21 apartamentos administrados por el hotel y 18 departamentos del Club de Playa, así como restaurantes, spa, 50 metros de piscinas de granito verde y horizonte infinito, e incluso un museo de sitio.
En el complejo, sobre un terreno de 20.000 pies cuadrados, se construyeron también espacios para reuniones, bodas y eventos, con capacidad para albergar hasta a 1.000 personas. Otro de los atractivos es una terraza exterior de 11.000 pies cuadrados y un gran salón de baile, de 3.500.
