Clara Bruno de Villamar
SAMBORONDÓN
Por: Diego Rendón Coronel
Agosto – Septiembre, 2014
Clara Bruno de Villamar es una apasionada amante de las antigüedades y del diseño de interiores. Fue justo esa pasión la que la motivó a involucrarse de lleno en los detalles al momento de diseñar su casa y, posteriormente, decorarla. Su mayor inspiración vino de los recuerdos de su niñez y, más que nada, de la casa de su tía abuela, Clara Bruno de Piana, a quien cariñosamente llama Nonna Clara.
Desde pequeña vivió en el barrio El Centenario, un barrio tradicional en el sur de Guayaquil, donde estuvo acostumbrada a ver las casas con plantas y flores, de un estilo antiguo que le recordaba mucho a la zona de la Toscana en Italia. La mayoría de las casas grandes de techos altos y pisos de doble altura con detalles que armonizaban cada esquina. Hoy, como buena amante del diseño asegura que la clave del éxito está basada en la relación con todos los involucrados en el proceso de construcción y decoración, pero más que nada, con los trabajadores que con sus manos, le dieron forma a su nuevo hogar.
¿Cómo te imaginabas la casa de tus sueños?
Siempre tuve claro como sería mi casa y me inspiré mucho en la casa de mi Nonna Clara. Me impactó mucho desde pequeña, desde los doce años pensaba en cuánto me encantaba esa casa por que era muy acogedora con un estilo bastante clásico. A pesar de tener muchos adornos, serios y elegantes, fue muy cálida por el tipo de luz que tenía. Desde entonces sabía que la casa de mis sueños tendría mucha luz con ventanas por todos lados.
¿Cómo decidiste al arquitecto que la diseñaría?
Fue algo muy interesante. Cuando empezamos a buscar, las casas que me llamaban la atención por su distribución de interiores, eran todas del mismo arquitecto: Ricardo Seiler. Sin pensarlo, me puse en contacto con él. Tuve la ventaja de que entendió perfectamente bien las ideas de lo que quería. Cuando me presentó los primeros planos con espacios amplios y bien iluminados, supe que había escogido a la persona correcta para este trabajo.
¿Y en términos de decoración?
Escogí a Antonio Plaza (Antuco). Ha sido mi amigo de toda la vida y coincidíamos mucho en el estilo, los colores y diseños que nos encantaban. A él le apasionan las antigüedades y también la casa de mi Nonna Clara por eso supe que era el indicado. Fue muy fácil trabajar con él. Lo primero que hice cuando tuve el plano en mis manos fue llevárselo para que juntos hagamos las alteraciones necesarias.
¿Hubo muchas modificaciones a los planos originales de la casa?
Agregamos balcones forjados sobre el porche que armonizaron maravillosamente con el estilo clásico que yo quería. De ahí solo cambié un par de cosas que fueron determinantes para que se mantenga mi visión en todo momento. Insistí fervientemente en que la pared del baño social fuera curva, para que armonice por fuera con la escalera de entrada, y por dentro le dé fluidez al baño.
Participaste en todo el proceso constructivo…
Me involucré de lleno. Quería supervisar todos los detalles para que el resultado final sea lo más parecido a la casa que siempre soñé; pienso que era la única manera de asegurarme que se mantenga mi visión. Siempre me gustó la decoración, y esa fue mi mayor motivación. Venía todos los días y desde que pusieron la primera piedra, me enamoré por completo de mi casa.
¿Cuál fue tu dinámica con quienes participaban en la construcción?
Intenté entablar una buena relación con todos los maestros. Son las personas que construían el lugar donde viviría con mi familia. Fui amable y atenta para que estén contentos de trabajar en este proyecto. Además sé que necesitaré de ellos cuando haya que hacer los mantenimientos o tenga alguna consulta.
¿Hubo especial atención en la iluminación de los espacios?
Los grandes ventanales fueron parte del diseño arquitectónico y están muy bien logrados. Antuco por otra parte, también trabajó en el diseño de luces en la casa. Ahora tengo un sistema desde el que puedo controlar la instensidad de la luz y crear tres ambientes distintos en cada habitación.
¿Cómo escogiste adornos y muebles?
Fue un proceso que viví de la mano con Antuco. Compramos algunos muebles en tiendas de antigüedades y otros mandé a hacer. También conservé adornos que tenían un gran valor emocional porque fueron regalos de mis familiares o porque los compré a amigas muy queridas como las dos esculturas junto a la puerta de entrada que tienen un lugar protagónico en la casa. Dentro de esos elementos importantes, conservé un mantel bordado de mi abuela, que tiene un valor emocional muy fuerte para mí.
Fue un trabajo en equipo entre tu y el diseñador…
Fui muy meticulosa en lo que quería. De hecho una vez regresé de viaje y Antuco había armado algunas propuestas en mi casa. Le devolví la mitad de las cosas porque no me gustaban. Desde entonces todo el trabajo lo hicimos en conjunto, él me mandaba opciones pero no tomaba ninguna decisión hasta que no esté 100% a gusto con lo que proponía. Hubo casos, como en la decoración del cuarto de invitados, en la que me envío la propuesta y la acepté enseguida.
¿Qué ideas sacaste de la casa de tu tía abuela?
El área del comedor por ejemplo la hicimos en un área separada. Modifiqué un poco el diseño que ella tiene en su casa y le agregué puertas grandes que al abrirlas, permitan que se incorpore al ambiente de la sala. También el piso en blanco y negro, que parece de ajedrez, lo saqué de su casa; tenía la opción de ponerlo en toda la casa o en la sala, pero escogí la entrada donde se ve más sobrio y elegante.
¿Los exteriores los trabajaste con otro concepto en decoración?
La galería fue un espacio que trabaje con Antuco. Desde que estaba en planos me recomendó que pusiéramos parte de lo que tendríamos dentro de casa al aire libre, en un lugar techado. Por eso afuera tengo tres ambientes: una sala un poco más formal, una más clásica y una mesa de comedor. Aprovechamos mucho los exteriores en la noche y es el lugar que más compartimos, ya sea en familia o con los amigos.
¿Los techos de doble altura benefician la climatización de la casa?
¡Si! Siempre pedí el tumbado lo más alto posible. Mi abuelo siempre decía que la doble altura en los techos permite que la casa sea mucho más fresca y es lo que buscaba para ese espacio. Las cortinas fueron idea de Antuco como una forma de protección de la lluvia y el sol, pero además, visten mucho el lugar y lo hacen más elegante.
Cuéntame del cuarto familiar que está junto a la piscina…
Cuando estábamos a punto de iniciar la decoración de ese cuarto, mi esposo me comentó que le gustaba un bar de madera que había en Quito. Ese bar era puntualmente de estilo marroquí y lo usamos como punto de partida para la decoración de ese espacio. Así, pude dar gusto a mi esposo que, después de todo, me estaba dando gusto a mí con la casa.
¿Tu esposo participó en el diseño o la concepción arquitectónica de la casa?
Para nada, por eso creo que es el esposo perfecto. Ahora, no puedo hacer otra cosa que agradecerle por haberme dado la libertad para diseñar y construir la casa de mis sueños.
¿Sientes que la casa está terminada?
No todavía. Mi Nonna me contaba que su casa se demoró 25 años en estar lista y tener todo perfecto. Creo que voy por el mismo camino; siento que la casa irá cambiando conmigo en todo momento, sin perder su esencia. Agregaré detalles, moveré cosas y así, hasta que me sienta realmente en casa. Soy de las personas que me tomo mi tiempo en decorar y escoger cada uno de los detalles. Eso es lo que la va a hacer especial.
Pero ya la estás disfrutando…
Traté de que sea cómoda, acogedora y tranquila; sobretodo, que haya mucho amor y que nunca se pierda la claridad que le da la luz que entra por los ventanales. Mis hijas valoran todos los elementos de la casa porque siempre quise involucrarlas en temas de historia y antigüedades. Mi hija menor, María Clara, estudia diseño de interiores y tuvo un papel preponderante al momento de tomar decisiones de colores o elementos claves para la decoración de nuestra casa.
¿Crees que has influenciado en el estilo de diseño de María Clara?
Pienso que sí. Esta casa se ha vuelto una inspiración para todos en la familia y es un ambiente con el que sentimos una conexión muy fuerte. Yo llamaba a María Clara y la consultaba constantemente respecto a los elementos que serían adecuados para ciertos ambientes porque tiene muy buena noción de las cosas…y el resultado es perfecto.