Sinergias personales y profesionales
Por Caridad Vela
Las afinidades no conocen fronteras ni distinguen geografías cuando el destino así lo depara, parecería ser el pie de foto adecuado para el reportaje que están a punto de leer. Se trata del Arq. Lucas Correa Sevilla, ecuatoriano errante que vivió durante 15 años fuera del país; y su socia y esposa Parshan Fatehi, de origen iraní, quien desde los siete años vivió en Canadá.
Lucas obtuvo dos maestrías. Una en arquitectura, en Savannah College of Art and Desing, y otra en arquitectura y diseño urbano en Harvard University, donde también fue asistente de profesor en el Graduate School of Design. La mayor parte de los 15 años que estuvo fuera trabajó en firmas de arquitectura en todo el mundo. “Regresar fue una decisión consciente, quería buscar posibilidades profesionales en mi país como en cualquier otro lugar, y si no funcionaba, me iba otra vez”.
Parshan obtuvo su título de arquitecta en Ryerson University y la maestría en la Universidad Waterloo, Canadá. Conoció Ecuador a los 17 años en un viaje que realizó de mochilera. “La primera impresión de Quito me encantó, las montañas, la gente, el entorno. Me sentí muy bien.”
Lucas decidió abrir su firma de arquitectos en Quito y buscaba colaboradores. “Después de tantos años fuera del país, se me hizo difícil trabajar con gente de acá. Hubo un choque cultural, y decidí intentar con profesionales extranjeros para conformar el equipo”, dice. Parshan se enteró de esto por un amigo que tenían en común, se animó y aplicó al trabajo. Dos semanas después aterrizó en Quito. “Trabajamos juntos desde hace dos años y en septiembre cumpliremos un año de casados. Hacemos un gran equipo tanto en el ámbito íntimo como en el profesional”, comenta Parshan.
En esta entrevista se revelan sus sinergias como pareja y colegas. Contestan en conjunto, las respuestas nacen de uno y las termina el otro, siempre en concordancia. Con la mirada se ceden la palabra, y así, las dos voces se expresan abiertamente.
Me intriga saber en qué se complementan y en qué son diferentes. “Lucas es muy bueno para tomar distancia y mirar el plano más amplio, la foto completa”, afirma Parshan. Y Lucas destaca que Parshan disfruta de sumergirse hasta en el más mínimo detalle, y es ahí donde encuentran balance.
“Mi experiencia, siendo arquitecto y urbanista, me da una visión más holística, más de distancia con el proyecto. Me gusta definir sistemas en arquitectura: espacios, organización de espacios, diagramas de posibilidades de espacios y el concepto general de la obra”, afirma Lucas al tiempo que comenta que le “da impaciencia entrar al grano en el detalle, y eso es algo que a Parshan le encanta. Es experta en determinar cómo pulir la obra final para que sea perfecta”.
Su día a día en la oficina involucra mucho, desde proyectos a gran escala y de integración urbana, que es la experticia de Lucas; hasta la conformación de cada espacio individualizado dentro de la gran escala, que es el campo de Parshan. Ella, además destaca por su sensibilidad humana y el entendimiento con los clientes. “Hay mucho ir y venir para entenderlos, se teje una verdadera relación a través de la cual conoces su día a día y desgranas sus necesidades”.
Es fascinante conocerlos y entender la complementación de sus personalidades. Lucas es ávido por crear. Al terminar la primera reunión con el cliente está listo para entregarse de lleno al aspecto creativo. Es muy intuitivo, su mano adquiere vida en el trazo arquitectónico con poca información. Considera que la gente pocas veces sabe exactamente lo que quiere, y hay que leer entre las líneas de la conversación para empezar a dar forma a las ideas.
“Un buen paso inicial para aterrizar lo que el cliente quiere es visualizar un primer diseño, porque normalmente tiene una idea ambigua, a veces hasta contradictoria, de lo que anhela”. Parshan guía al cliente en la conversación hasta comprenderlo, pero afirma que no es fácil, porque “cada uno tiene en su mundo interior un intangible difícil de explicar”.
El proceso de diseño empieza con la intuición de los arquitectos trasladada al plano, siempre en un estilo muy vago, para dar al cliente un punto de partida que se modificará en relación al sentimiento que empieza a transmitirse. “Trabajamos mucho en base a iteraciones para conceptualizar la obra y lanzar una propuesta que va en línea con la aspiración del cliente”.
Usan diagramas, los prefieren porque pueden ser representados y organizados espacialmente en varias formas, mientras que los planos son un dibujo definido que limita la posibilidad de variaciones. “No es fácil dimensionar las escalas en un plano, como tampoco lo es captar la esencia del concepto o el propósito de un espacio”, dicen. Es por esto que su estrategia comercial se basa en herramientas visuales que van desde imágenes conceptuales y dibujos, hasta renders en alta resolución. A pesar de eso, en repetidas ocasiones se topan con situaciones en las que el cliente piensa que un determinado espacio es pequeño, cuando en realidad es enorme.
Es interesante resaltar que su compromiso con el cliente no termina con la aprobación del diseño final, por el contrario, ese es solo el primer paso. Son apasionados en su trabajo, se involucran 100% en el proceso constructivo porque son muy meticulosos. “Somos parte esencial del equipo de construcción, hacemos una especie de vigilancia de absolutamente todo el proceso, y por esa razón no podemos abarcar muchas obras al mismo tiempo”.
Lucas y Parshan trabajan con exclusividad y absoluta personalización en todos los proyectos, porque cada diseño es hecho a la medida para sus clientes. De hecho, usualmente no aceptan contratos que solo requieren la arquitectura y no el seguimiento en el proceso constructivo, porque con un pequeño cambio se corre el riesgo de perder la esencia del concepto con el que la obra fue creada.
Afirman sentirse bien en cualquier escala, desde la más pequeña, como kioscos o islas en centro comerciales, hasta casas de gran tamaño y los más grandes proyectos de ciudad. “Nuestra metodología de diseño nos permite fluir entre escalas porque la forma de diseñar es la misma, simplemente cambia la temática”. Sin embargo, diseñar casas es lo que más disfrutan, a pesar de que no es rentable, porque al involucrar muchos detalles les toma más tiempo construir esa tipología que un edificio de 20 pisos, en el que cada planta es una réplica de la otra.
La Casa de Mármol fue diseñada en mármol y materiales nobles, todos blancos, para Cumbayá. “El cliente presentó un listado con 65 requerimientos que resolvimos a la perfección. Evitamos usar enlucido o bloque de hormigón para evitar rupturas y agrietamientos”. Requerían mucha privacidad pero al mismo tiempo deseaban un patio abierto, con sauna y piscina, en un terreno con una pendiente muy marcada. Para lograr la amplitud en exteriores la propuesta fue elevar terrenos y poner techos verdes en las zonas de la pendiente. “El cliente optó por otro arquitecto, pero el diseño es nuestro, está listo para adaptarlo y ofrecerlo a otro cliente”.
El proyecto Queluz, ubicado en la Av. Coruña, ha tenido un twist increíble porque cambiaron los requerimientos en cuanto al tamaño de los departamentos. “Nos inspiramos en los claustros del Centro Histórico de Quito y trajimos esa idea a la fachada, incorporando los arcos coloniales para enmarcar las vistas de una forma totalmente distinta”. Todos los departamentos están rodeados por jardines, y con ello cambiaron el concepto de vida en edificio, porque los residentes mantienen contacto directo con la naturaleza a pesar de estar en medio de la densidad urbana. Imperia I, que propone un estilo de vida similar, ubicado en la calle Juan Severino, fue inspirado en las formaciones rítmicas de las semillas y pétalos de girasol.
Actualmente están a punto de arrancar la construcción de un proyecto para la Universidad Tecnológica Indoamérica, ubicado en la zona norte del antiguo aeropuerto de Quito. El proyecto comprende varios edificios. El primero es de 12.000m2 de espacio cultural que incluye auditorios, aulas, etc. Paralelamente están entregando una casa en Arrayanes para un cliente que trabaja en temas relacionados con el medio ambiente, y por ello, lo más importante era que la casa sea eco-friendly”. Es una casa inteligente, innovadora, cómoda, que refleja transparentemente la personalidad del dueño, su actividad diaria y su posición ante la situación medioambiental. “La fachada es de bloques de adobe, y su arquitectura refleja la modernización del estilo andino tradicional”. Es una casa realmente extraordinaria.
En cuanto a las tendencias actuales, aseguran que en la última década se han visto algunos cambios, siendo el principal la personalización de la arquitectura. “El diseño ahora depende mucho del segmento, no social, pero sí profesional, del cliente. A la gente cada vez le interesa menos demostrar hacia afuera, prefieren un lugar perfecto para su estilo de vida, en el que se refleje lo que son, a qué se dedican, y cuáles son sus afinidades”. Expresan ser afortunados de trabajar con clientes innovadores en sus negocios, que buscan también innovación en la arquitectura de sus hogares.
Con tanto entre manos, odD+ Architects está enfocado en consolidar y crecer la oficina para atender a sus clientes y conseguir proyectos a mayor escala. “Todos los días se pierde, estamos habituados a eso, pero siempre llega el día que ganas, que tienes en tus manos la posibilidad de construir el proyecto que diseñaste, y es cuando todo el esfuerzo vale la pena”, concluyen.