Texto por María Gracia Banderas, corresponsal Madrid
Fotos de retrato por Alexandra Crespo ©czaleczandra
Fotos de espacios por ©mariaprimo016
Llegamos a una pequeña cafetería de Madrid, la luz tenue y la música vintage crean el ambiente ideal para reunirnos luego de algún tiempo intentando cuadrar agendas. Conversar con Lorena, arquitecta interior y decoradora, nos permite percibir el bagaje de experiencia que está detrás de cada una de sus creaciones.
Estudió en Milán y New York, ciudades que potenciaron su sensibilidad ante la percepción de los espacios y abrieron su mente a variados y exóticos gustos. Ha ejercido de manera exitosa en Ecuador, Colombia, y actualmente realiza obras en España, Italia y Portugal.
“La arquitectura es muy personal, no se trata de tendencias sino de interpretar los sueños y estilo de cada cliente, de entender sus necesidades y forma de vida para plasmarlos en un ambiente práctico y estético. Busco conseguir a través de la decoración una sensación de bienestar creando un wow effect; es decir, que el espacio diseñado transmita al cliente mucha emoción con tan solo mirarlo”.
Sin duda esto es lo que logra Lorena en cada una de sus creaciones, tan así que uno de sus últimos proyectos, ubicado en la calle Jorge Juan en Madrid, le mereció la portada de la revista internacional Marie Claire Maison titulado “El nuevo chic”. Se trata de un espacio contemporáneo con mezcla de estilos en el que las piezas han jugado un papel protagónico, seleccionadas cuidadosamente, y buscando siempre armonía entre ellas.
“La decoración de este espacio se basó en dos conceptos. Primero, el arte como protagonista. Bajo esta filosofía se eligió el tono de paredes denim gray, y los muebles en neutros y negros, otorgando así protagonismo a las obras. Segundo, en el espacio se evidencia una selecta mezcla de estilos y épocas: clásicos, años 20, 40, 70, moderno y contemporáneo. Creo firmemente que en la correcta combinación de estilos se encuentra la riqueza de la decoración. Por ejemplo, el comedor luce una mesa italiana de los años 70 en latón, sillas contemporáneas en terciopelo esmeralda combinadas con una banca doble Luis XVI con tejidos que repiten la gama del suelo en blanco y negro; una lámpara francesa de los años 40 que, al restaurarla, agregamos pan de oro en el interior. Para contrastar, una fotografía muy moderna de Romina Ressia”.
Además, se buscó rescatar todo aquello que permitiera potenciar el esplendor original. “Es un departamento construido en el siglo XIX, y el objetivo fue devolverle ese carácter clásico y señorial que después de algunas reformas había perdido. Se rescataron varias molduras originales y se reprodujeron y aumentaron otras. Se derrocaron paredes para potenciar la luminosidad, dejando un solo espacio amplio de hall, sala, y comedor”.
“Al ser un piso de estadías temporales, permite espacios diáfanos, sin mayores reglas. El espectacular suelo original blanco y negro en mármol se lleva también uno de los papeles protagónicos; y para darle más fuerza al suelo, el contraste con las paredes en color intenso”. Cabe también mencionar que el expertise de Lorena otorgó al espacio una sensación de mayor altura utilizando la pintura de color azul en paredes sin pintarlas por completo hasta el techo y dejando algunas de las molduras altas en color blanco.
Fue un reto mantener y restaurar los materiales originales como los suelos de madera, “lijamos, recuperando su color original y eliminando las tonalidades que las distintas lacas utilizadas a lo largo de los años habían dotado al piso”. El resultado es un piso que proyecta naturalidad. “Son las superficies horizontales donde refleja la luz y al ser un apartamento antiguo con ventanas pequeñas de época, era importante lograr una tonalidad más clara”.
La mayor parte de las superficies son neutras y los toques de color y las fuentes de impacto están dados por el arte y por los complementos.
Una de las áreas favoritas de Lorena es la habitación más pequeña. “Compensando el espacio reducido de uno de los dormitorios, usamos mucho color en una combinación de patrones arriesgada, con geometrías y estampado oriental, compuestos con un velador y lámpara muy ligeros, para conseguir equilibrio en un espacio en el que el juego de contrastes atrae toda la atención y desvía de la mente la sensación de espacio reducido”. Un juego monocromático de texturas y patrones entre el papel tapiz con leyendas japonesas y el cabecero de la cama completan un espacio con personalidad que tiene mucho que contar, ideado de manera que la persona al recostarse no perciba más el fuerte impacto de esta pared posterior, porque el resto de la habitación está en colores neutros que invitan al descanso.
Por el contrario, en la habitación principal se buscó generar un entorno que evoque paz y luminosidad. “Solo tonos neutros, paredes y mobiliario blancos, pisos claros, cortinas en lino y un juego de cornisas que aportan sensación de mayor altura es lo que hay. Para evitar la monotonía de estos tonos se utilizó un mix interesante de tapices y texturas, nos enfocamos mucho en los detalles como, por ejemplo, los estoperoles del cabecero forrados con una tela distinta, o el chaise tapizado con una tela en el espaldar, otra delante, y otra en cojines. El escritorio, años 60, de patas de acrílico transparente y tablero en vidrio, aportan mucha luminosidad y ligereza. La selección de accesorios fue muy curada, cada uno de ellos forma parte de este ambiente de calma”.
El baño social es otro de los aciertos de la obra, en el que se recargó de energía mezclando diferentes papeles tapices, dorados, griferías negras y varias texturas consiguiendo un estilo más atrevido. “En el baño social se permanece un corto período de tiempo por lo que se puede usar algo de locura al diseñar”. El lavabo de pie con formas modernas y orgánicas generó un gran contraste con el papel de líneas clásicas y tradicionales, además el toque de astucia que aporta el marco del espejo doble, ampliando una vez más la sensación del espacio.
Es justamente en sus obras en las que puede admirarse la evolución de un profesional. Este proyecto lleva una marca distintiva que plasma el buen gusto y experiencia de Lorena, así como la riqueza que le ha brindado el nutrirse de las expresiones de una metrópolis europea. “Sigo yendo a las mismas ferias: París, Milán, etc., pero estar en un entorno en el que en el día a día puedes acceder a tantos materiales te permite hacer mezclas muy variadas. La clave está en buscar, llevo tres años recorriendo distintos sitios y todavía continúo sorprendiéndome con nuevas tiendas modernas y anticuarios”.
Para Lorena ha sido una espléndida tarea encontrar rincones en España en los que ha descubierto expresiones artísticas o elementos que marcan la diferencia al momento de decorar. Galerías de arte, anticuarios, o el famoso mercado dominical de El Rastro, le han dado magníficas opciones para dar un toque distintivo a sus obras.
Es un reto grande el que ha tenido que enfrentar. “Empezar en un país nuevo no es fácil, sin embargo, si trabajas duro, te esfuerzas y te entregas, los resultados son gratificantes”. La satisfacción de sus clientes ha trascendido fronteras y al momento se encuentra desarrollando dos proyectos en Portugal: uno para un cliente de gusto clásico, y otro para un cliente en búsqueda de un estilo vintage de mediados del siglo pasado. Paralelamente también trabaja en Italia para un cliente sumamente moderno. Esta trilogía le permite expandir su creatividad y utilizar sus recursos más exquisitos, para brindar a cada una de sus creaciones la personalidad y buen gusto que caracterizan las obras de Lorena.
“La riqueza de la artesanía en Portugal es inmensa, el color y las formas son más relajadas, mientras que Italia se caracteriza por sus piezas de gusto refinado. Trabajo con líneas más simples y minimales, donde menos es más. España es un abanico de colores y texturas, donde más es sin lugar a dudas, más. Abrir la mente a nuevas experiencias, formas, colores y estilos, definitivamente te nutre como profesional”.
Abrirse campo en un nuevo país por supuesto que implica nuevos retos. Conocer a los proveedores adecuados, entender nuevas formas de trabajar y adaptarse a procesos distintos a los de costumbre, son retos de los que Lorena, gracias a su dedicación y esfuerzo, sale airosa demostrando su profesionalismo y entrega. Con la experiencia acumulada ha logrado un espacio en la élite de la arquitectura interior y decoración española, donde sus obras brillan con destellos de energía que enamoran a quienes las contemplan.