Por Caridad Vela
Estoy ante uno de esos personajes que, por el prestigio que lo antecede, no requiere mucha introducción. Su trayectoria, tanto en el ámbito privado como en el público, es ampliamente conocida. Lleno de aciertos está su camino, y con la riqueza de experiencia que su bagaje acumula, se presenta como candidato a la alcaldía del DMQ.
Desde hace un par de meses hemos mantenido constante comunicación. Yo insistiendo en que me confirmara su decisión; él, cauto y prudente, midiendo el entorno y trabajando organizadamente en lo que serán los pilares de su trabajo en caso de ganar las elecciones. Cuando vio con claridad lo que se debe hacer por la ciudad, y definió los caminos para lograr esos objetivos, oficializó su postulación y aceptó esta entrevista.
¿Cuál fue el detonante que lo llevó finalmente a tomar la decisión?
Hay varios elementos. Uno de ellos es que transcurra el tiempo, pasen los años, mire atrás y evidencie que pude haber aportado a mi ciudad y no lo hice por mantener la comodidad de mi vida privada. No quiero que eso pese sobre mi conciencia. El segundo factor fue el estímulo de diversos sectores de la sociedad, entre ellos los dirigentes barriales, dirigentes deportivos, movimientos políticos, ex alcaldes y ciudadanos en general, que me visitaron en repetidas ocasiones para plantear su apoyo e insistir en que acepte la candidatura.
En caso de ganar las elecciones, ¿por dónde arrancaría su gestión?
Hay que poner la casa en orden, sino nada funcionará, y eso empieza con un saneamiento del municipio, una reforma integral de fondo y forma. La estructura municipal es ineficiente, es obesa, está llena de institutos, agencias, empresas municipales, etc. El propio municipio tiene más de 20.000 empleados, que es un exceso comparado con otras ciudades; la corrupción está enraizada; los concejales realizan gestiones que no les corresponden y se han dedicado a acumular poder en distintos ámbitos.
¿Cuánto tiempo le tomará ordenar el cabildo?
Es un proceso igual a la planeación estratégica en una empresa privada. Hay que armar cronogramas de actividades, definiendo acciones que se tomarán en el tiempo. Esto se hará inmediatamente y se trazará la ruta con cronogramas de ejecución precisos, porque hay temas que se deben trabajar por etapas para que encajen con otros, dentro de tiempos específicos. Los primeros resultados se verán a partir del segundo mes.
¿Cómo distribuiría el presupuesto municipal?
La administración actual tiene una estructura de gasto de muy mala calidad donde el 70% del presupuesto se va en gasto corriente y solo la diferencia en inversión. Lo ideal es que la mayor parte del presupuesto vaya para obra pública, y por eso la necesidad de la reestructuración, pero eso no sucede de la noche a la mañana. Hay que entrar en un proceso gradual y ejecutarlo en las magnitudes adecuadas para avanzar a los ritmos que se requieren. El presupuesto para este año es de $1.563 millones, y solamente en el Metro de Quito se van $900 millones, es decir que poco queda para atender otras necesidades.
¿Posibles caminos de solución?
Si el municipio requiere apoyo del gobierno, tendrá que pedírselo. Proyectos como el Metro son tan grandes que es imposible que la ciudad los absorba. Ya existe un compromiso por parte del gobierno, pero puede no ser suficiente. En el tema del Metro no hay que pensar solo en la tarifa, sino en buscar que provea ingresos para la ciudad. Hay que tomar decisiones en beneficio de la ciudad y sus habitantes, hay que actuar.
Sigamos con el tema de movilidad…
En este aspecto se requiere una revisión integral. Quito es una ciudad muy larga, cuyos límites están casi topándose con Tambillo al sur, Guayllabamba al norte, y Tababela hacia el oriente, formando una especie de triángulo. Tenemos tres vías de circulación “rápidas”, así, entre comillas, que son la Av. 10 de Agosto, la Av. Occidental y la Av. Simón Bolívar; pero la movilidad este-oeste es un desastre.
¿Alternativas?
No veo más opciones que la utilización de trenes elevados o sistemas con tecnología de esa naturaleza para que el sistema funcione. Pero lo fundamental es cambiar la política de movilidad, porque ahora el incentivo está hacia que la gente use automóvil, y solo a falta de éste, use servicio público de transporte. El servicio debe ser de tan buena calidad que el ciudadano cambie sus prioridades y ubique a la transportación pública como primera prioridad.
¿Cómo desincentivar el uso del vehículo privado?
El que quiera usar su automóvil todos los días en todas las vías de la ciudad, deberá pagar por ese derecho. Los peajes quedaron en el pasado, solo sirven para entorpecer el tránsito, lo haremos a través de modernos sistemas que involucran lectores de placa y registro automático de usuario, para cobrar un valor por el uso de esas vías. Poco a poco la gente se dará cuenta de lo beneficioso y económico que resulta usar transporte público, sobre todo si es de calidad. Esto incluye también a los señores buseros. Hay que cambiar el sistema de asignación de frecuencias porque no funciona. También se potenciarán, en la medida de lo viable, los mecanismos intermedios de transportación, como motos y bicicletas.
La gente necesita que funcione la recolección de basura…
La raíz de todo es un problema administrativo. No coordinaron la fecha de compra de los contenedores de basura con las fechas de disposición de los camiones, y por eso había contenedores y no había camiones para retirar la basura. Coordinar estos temas no requiere de mucha ciencia, son elementales, y se han hecho mal. En Quito cuesta $80 retirar una tonelada de basura, mientras en Guayaquil cuesta $15 porque la operación fue estudiada, estructurada y negociada acertadamente, y por ello el costo de operación es distinto. Esto se puede solucionar de varias maneras: vía concesión, vía alianza público-privada, vía empresa pública pero con cambios internos. Habrá que tomar una decisión, pero tal como está no puede continuar.
¿En el área de salud?
Tengo experiencia en esa área. Manejé durante cuatro años el Hospital Metropolitano y tengo un título otorgado por la Universidad de Harvard en administración de servicios de salud. He pensado en implementar alrededor de 30 clínicas móviles en la ciudad, que funcionen en los lugares donde habita la población más vulnerable, que roten y hagan medicina preventiva y cirugías de primera complejidad, porque eso representa un enorme ahorro en el largo plazo. Se hará con aportes privados.
¿Qué nombres lo acompañarán en la lista para concejales?
Son 21 concejales de circunscripciones norte, centro, sur y rural, en las que residen casi dos millones de votantes. Busco estar acompañado por gente con convicción de trabajo honesto, que pliegue a lo que he estructurado como el plan para Quito. Estas personas se definirán con criterios supra partidistas, no importa si son conservadores o liberales, lo importante es que quieran ejecutar un trabajo cívico, de responsabilidad ciudadana, sin tintes políticos. Serán personas representativas de sus entornos que conozcan a fondo sus problemas. La ciudadanía conocerá sus declaraciones patrimoniales, lo que pagan por impuestos, etc., de tal manera que puedan tomar una decisión inteligente al respecto.
¿Se darán cambios a nivel de obligaciones de los concejales?
Los concejales están para legislar, fiscalizar, y apoyar al alcalde en directorios de empresas municipales, no están para autorizar temas que no les competen, como es el caso de los proyectos inmobiliarios que están represados en el municipio producto de la inercia administrativa. Que se olviden de las oficinas en el municipio, de los asesores y asistentes, de choferes, vehículos y celulares a costo del municipio. El presupuesto no está para eso, ni siquiera en el ámbito privado se aguantaría semejante gasto.
¿Estamos a tiempo de rescatar lo que se ha perdido?
Claro que sí. Si se ha logrado en ciudades como Guayaquil, por qué no podemos hacerlo aquí? Hay que tomar acciones drásticas, aquí no hay medias tintas, sin irrespetar el derecho de los ciudadanos rescataremos a Quito ordenada y estratégicamente, cambiando los temas de fondo para que el municipio opere con la eficiencia de una empresa privada exitosa y se convierta en ciudad del siglo XXI, con tecnología, con ideas innovadoras y apoyo para emprendedores.
¿Qué tipo de apoyo para emprendedores?
Tengo en mente la creación de un fondo promovido por la alcaldía con el aporte de empresas privadas, que esté dirigido por un directorio integrado por empresarios de primer nivel. Requerimos financiar, dotar de capital semilla a nuevos proyectos desarrollados por jóvenes con visión de futuro. Ellos quieren una ciudad tecnológica, interconectada, donde al menos en los espacios públicos haya internet gratuito; los bachilleres de colegios fiscales, fiscomisionales y públicos requieren apoyo con instrumentos tecnológicos que les permitan desarrollar sus capacidades. Hay un largo camino por recorrer.
¿Algo más?
Somos un país dolarizado, aquí el inversionista sabe que el dólar que pone es el dólar que recibe, y eso nos da un atractivo distinto a cualquier ciudad de la región. Quito debe convertirse en centro de atracción de capitales, y creo que la inversión extrajera en temas financieros puede potenciar un crecimiento gigantesco para la ciudad. Gracias a mis funciones anteriores tengo los contactos en el exterior para replantear obligaciones de deuda con el apoyo de multilaterales. Conozco ese mundo, puedo convertir a la ciudad en un atractivo para inversión extranjera.
Pero esa posibilidad no depende solamente del municipio…
Hay que crear las condiciones para que eso se dé, y algunas rebasan el ámbito del alcalde. Tiene que ver con decisiones nacionales porque se requiere de un ámbito legal propicio, y por eso sostengo que el alcalde de Quito tiene que tener poder político, tiene que relacionarse con el Presidente de la República, porque esta ciudad es la capital política del país y requiere de un líder que la represente.